A veces el neoliberalismo no inventa nuevos modelos de negocio sino que recicla modelos ya existentes y los desvirtúa de una forma que no llegamos a entender siquiera de donde sale y entra el dinero. Este es el caso de numerosas empresas de tipo multinivel, y cuando hablo de multiniveles no me refiero a empresas en las cuales hay un producto sólido, bien presentado y de calidad y se mercadea mediante distribuidores-compradores que pagan mensualmente a la empresa a cambio de poder vender su producto. Me refiero a empresas modernas que han cogido este modelo y lo han deformado hasta un punto en el cual el beneficio no es la venta del producto sino que consigas que más personas entren a formar parte del negocio. Esto es lo que se llama una empresa en forma de pirámide, donde los miembros que más personas ingresan a la empresa son los que más dinero ganan, y los que acaban de llegar van perdiendo dinero mes a mes sino introducen miembros. No voy a entrar en el análisis de estos modelos de negocio ya que no es la finalidad del artículo. En este caso analizaremos el poso ideológico de su publicidad, los mensajes que lanzan sus miembros y los peligros que tienen estas iniciativas. Para este artículo usaré información obtenida de perfiles públicos de “emprendedores digitales” también llamados “network marketing” y perfiles relacionados a una empresa llamada InCruises y Yess Movement, pero que sepáis que hay más negocios similares. Estoy seguro que alguna vez te habrás topado con anuncios en redes sociales afirmándote que puedes obtener dinero desde casa fácilmente con estos métodos, o has visto algún anuncio de alguien afirmándote que podrás “ganar dinero viajando”.
Si indagamos un poco en valoraciones de estos negocios veremos dos opiniones muy distintas:
- Personas que se ve claramente que copan puestos medio-altos en las empresas y pueden hablar sobre grandes ingresos y “libertad financiera”. Su opinión es favorable al negocio y lo recomiendan afirmando que ellos también pensaban que era una estafa pero que luego comenzaron a ganar dinero, no te dirán como lo hicieron ni en qué consiste exactamente, pero venderán éxito e imagen.
- Personas que no están dentro pero les han hablado y otros que han entrado y han salido perdiendo dinero. Estas personas avisan que si no consigues introducir a más personas en el negocio las ventajas que se te prometen no serán tales y saldrás perdiendo.
Pero ya entrando en el asunto en cuestión, vamos a hablar sobre estos perfiles que llenan las redes sociales prometiendo lo que todo el mundo quiere: vivir bien y viajar. Estos perfiles suelen contener las siguientes características:
- Son jóvenes, estamos hablando que hay chicos que se introducen en estos negocios rondando entre los 14 y 17 años.
- Sus perfiles contienen fotos realizadas por profesionales, suelen ir enchaquetados dando una imagen de éxito y riqueza.
- Te afirman que son emprendedores y que podrán enseñarte a hacer dinero desde casa.
- Suelen leer libros sobre motivación personal y emprendimiento, de autores como Robert Kiyosaki o T. Harv Eker.
Buceando entre los perfiles te das cuenta de que todos siguen un mismo patrón de conducta e imagen, copiado de otro perfil más grande, ya que sus mentores son los mismos. Lo que más chirría de este negocio es que estos jóvenes no paran de hablar sobre cómo hacer dinero en internet, cuando deberían estar representando a un club para hacer viajes en crucero. Ellos apenas hablan sobre las vacaciones que ofrecen, sino sobre éxito, dinero y realización personal.
Cuando entras al trapo para ver que ofrecen no vas a encontrar ningún producto o servicio sino unas referencias vagas a un negocio que está en expansión y que ellos quieren mostrarte. El mensaje que lanzan estos jóvenes es un cóctel peligroso, el cual yo resumo en cuatro características:
- Rechazo frontal a los estudios reglamentarios. Estos jóvenes que aún asisten a la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) te afirmarán que la verdadera inteligencia no reside “en esos estudios anticuados” o en un “título” sino en los libros escritos por empresarios millonarios. Ellos te pondrán como ejemplo a Donald Trump y empresarios como él, también libros como “Los hábitos de la gente millonaria” o “Los secretos de la mente millonaria”. Ellos afirman que la educación convencional no “genera valor” frente a sus negocios que ya están dando sus frutos. Es un desprecio generalizado por lo que hace la “gente corriente” frente a ellos, que son los especiales. Además, dentro de la empresa cuando pagas tu membresía accedes a audiolibros, clases y material “escolar” con el cual desarrollas las habilidades y conocimientos que la empresa desea que tengas a la hora de vender su producto. Pensemos que son un público muy joven el cual puede absorber como una esponja este tipo de mensajes y repetirlos a cada uno de sus contactos.
- Mensaje neoliberal. Actualmente es más sencillo invertir y montar negocios que hace décadas, los medios digitales permiten modelos de negocios con baja inversión. No voy a incidir en valoraciones personales sobre el mundo de las finanzas. Mi atención va enfocada en el peligro que supone que jóvenes con pocos conocimientos de matemáticas avanzadas o de gestión anden hablando de negocios, de inversión o de libertad financiera. Así que cuando estos jóvenes entran a formar parte de estos equipos comienzan a repetir lo que su mentor les dijo, es decir, promesas vagas de negocio, vivir siendo tu propio empresario y mensajes como estos.
- Meritocracia. Cuando te están captando te afirman lo fácil que es entrar en el negocio, pero no lo difícil que es mantenerte en él y conseguir progresar o recuperar tu inversión. Los que ya recuperaron su dinero o están viviendo de estos negocios siempre dicen lo mismo, que si no has llegado lejos en ello es porque no “desarrollaste tus habilidades interpersonales” o no “has trabajado lo suficientemente duro”.
- Sectarismo y endogamia. Haciendo revisión de sectas, los años 60 nos dieron los casos de sectas relacionadas con lo religioso-político, en los años 70 se popularizó lo esotérico e incluso los alienígenas. Actualmente no prestaríamos tanta atención a estos modelos arcaicos, ahora se han popularizado los casos relacionados con negocios relacionados con el “crecimiento personal” en todas sus vertientes, que si no son sectas, practican métodos que han sido usados en estos grupos. Cuando les denomino como “secta” no es en sentido peyorativo sino constatando unas características muy claras: jerarquía piramidal, presencia de gurús (en este caso influencers), prohibición de críticas al modelo imperante y control personal excesivo (tenemos la prueba de cómo es imposible diferenciar a los miembros porque todos hablan igual).
La endogamia la encontramos al ver sus redes sociales, es decir, cuando miramos sus perfiles podemos ver como se comentan entre ellos, como se mencionan unos a otros en cada foto. Además se burlan de quién está fuera del grupo, les califican de personas poco exitosas, cuando posiblemente muchos de ellos incluso estarán perdiendo dinero pero no lo reconocen
Todo este sectarismo y endogamia tiene su colofón final en los eventos que realizan en los cuales los líderes lanzan mensajes de motivación y muestran historias sobre gente que era pobre y ahora gana mucho dinero en la empresa.
Ya en artículos anteriores había criticado a políticos y sectores que habían usado a jóvenes para promover ciertos programas políticos. En este caso tenemos una versión más macabra de la fórmula: captar a jóvenes y que estos capten otros jóvenes mientras sueltan frases motivacionales aleatorias. Todos tenemos en la cabeza la imagen de los niños soldado que en países tercermundistas van a la guerra para satisfacer a una cúpula político-militar que es quién se enriquece de verdad con el conflicto, los señores de la guerra enseñan el corpus ideológico a estos jóvenes para que defiendan con uñas y dientes al líder.
Extrapolándolo a este caso tenemos a niños soldados de esta empresa que están todo el día peleando su sueldo en redes sociales, repitiendo ideología neoliberal que la empresa les enseña con sus formaciones, y relacionándose cada vez menos con gente de fuera y mas con los que ya están dentro del negocio tratando así de progresar. Estos jóvenes no paran de hablar de sus líderes morales a los cuales hay que imitar para “obtener resultados” en la empresa. El siglo XXI y el neoliberalismo presenta otra vuelta de tuerca en la que jóvenes en edad de asistir a la educación obligatoria están más centrados en dirigir sus “imperios financieros” ficticios que en aprobar exámenes de física y química.
Debemos combatir y denunciar el camino que están labrando empresarios sin escrúpulos hacia un futuro distópico donde se puede volver a poner a trabajar a niños como en el siglo XIX.