La jornada electoral del 10 de Noviembre está inserta en el contexto de bloqueo e inestabilidad política que hemos vivido en España durante los últimos años. Tras la investidura fallida de Pedro Sánchez y la falta de acuerdo con Unidas Podemos tuvimos que vernos avocados a una repetición electoral, la cuarta en estos últimos años. Durante estos meses ha habido acusaciones mutuas en el seno de los partidos progresistas, unos se criticaban porque las exigencias eran demasiado altas y otros porque no aceptaban ningún pacto, todo esto en un contexto en el que Vox subía en las encuestas y con una cada vez mayor desafección en la población por la falta de acuerdo. Finalmente ha ocurrido lo que muchos predecíamos que ocurriría, los escaños de la izquierda parlamentaria han disminuido y los escaños en la derecha aumentan, además de escorarse ideológicamente aun más al conservadurismo. Los resultados electorales han sido estos:
Partido | Porcentaje | Escaños | Variación escaños pasadas elecciones |
PSOE | 28% | 120 | -3 |
PP | 20,82% | 88 | +22 |
VOX | 15,09% | 52 | +28 |
Unidas Podemos | 12,84% | 35 | -7 |
ERC | 3,61% | 13 | -2 |
Ciudadanos | 6,79% | 10 | -47 |
Más País | 2,47% | 3 | +3 |
EH Bildu | 1,15% | 5 | +1 |
JxCat | 2,19% | 8 | +1 |
PNV | 1,57% | 7 | +1 |
CUP | 1,01% | 2 | +2 |
Tras estos resultados Pedro Sánchez apareció muy sonriente en Ferraz mientras había exaltados sacando carteles que ponían “Con Iglesias SI” y “Con Casado NO”. Sánchez intentó hablar pero la masa no le permitió hablar fácilmente, el PSOE ahora mismo está en el papel de partido de Gobierno que debe buscar pactos, y los únicos posibles son con el Partido Popular o con Unidas Podemos y una amalgama de partidos nacionalistas. Unas terceras elecciones serían destructivas para la izquierda parlamentaria y terminarían por dinamitar a las fuerzas a la izquierda del PSOE. Sánchez, al ser el ganador en escaños ha podido eludir el dar explicaciones de su irresponsabilidad política, porque el más culpable del bloque progresista ha sido él junto con su ejecutiva, ya que a pesar de las bajadas de pantalones de Unidas Podemos el pacto no ha podido llegar a buen puerto, es por eso que forzar a estos comicios ha sido funesto.
Tampoco hemos visto autocrítica en Unidas Podemos, que lleva perdidos 2 millones de votos desde 2016, y esto no es culpa de Más País sino un problema de prioridades y conexión con la población. La ambivalencia frente a Cataluña, presentando en ocasiones a independentistas en sus listas y la dificultad de moverse en ese debate tan polarizado eligiendo una posición centrista y poco creíble ha dilapidado a Podemos en gran parte de España. Los problemas internos también restaron credibilidad a esta formación, ver discusiones por Twitter entre candidatos y como se lanzaban indirectas no ayuda al partido, aún así, después de todas su vicisitudes sus resultados han sido respetables, en los cuales podemos ver una base social de un 10% que es bastante fiel al partido. Y quizás la creación de Más País ayude a crear cohesión interna dentro de la formación morada, estando todos los descontentos con el liderazgo de Iglesias ya fuera del partido.
Pero es que la irresponsabilidad en el PSOE ha sido enorme, en vez de buscar un pacto con el cual poder sobrellevar los próximos años, con sus contradicciones y dificultades, ha preferido buscar una repetición electoral para afianzar su poder y marcar musculo frente a Unidas Podemos. Todo esto en un contexto en el cual se iban a sumar varios acontecimientos movilizadores para la derecha:
- La exhumación de Franco. Este hecho ha polarizado muchísimo el debate previo a la campaña, y ha hecho que por oponerse a Sánchez muchos partidos hayan decidido oponerse discursivamente a la exhumación de Franco, conllevando eso arrastrar a su votantes a opinar similarmente. No afirmo que todos los votantes de los partidos centristas y derechistas españoles sean franquistas ni mucho menos, pero que ha habido muchas críticas infundadas a esta acción de reparación es un hecho. Y que muchos dirigentes políticos, por cobardía a ser claros a la hora de no criticar firmemente la dictadura de Franco han optado por criticar al gobierno diciendo: “ahora no toca”, “ese dinero puede ir para pensiones” o “hay cosas más importantes”. Todos estos falsos dilemas son la constatación de una derecha que no es capaz de aceptar que en una democracia liberal, en la que vivimos, no puede haber un monumento gigantesco con el dictador dentro. Y este contexto ha tenido un calado en mucha parte de nuestra población que se ha polarizado a un lado y otro.
- La publicación de la sentencia del “procés” y sus consecuencias sociales. Toda la violencia policial y de los manifestantes, el caos en las calles siempre ha sido un movilizador para la derecha, que es la mayor defensora del orden establecido. Además si estos choques tan fuertes son por la independencia de una región de España el miedo es aún mayor. La unidad de España es un movilizador muy fuerte en el PP, pero en el caso de VOX aún más, ya que es el tema principal de su ascenso meteórico.
- El hartazgo de las elecciones y la falta de acuerdo. Todos habremos escuchado a un vecino, familiar o amigo que ha criticado tantas elecciones o que el gobierno no haya sabido pactar. Tantas elecciones en tan poco tiempo ha desmovilizado al electorado, sobre todo al progresista, que aún con las advertencias y los gritos en el cielo de muchos representantes políticos por el crecimiento de VOX ha decidido no ir a votar.
Uno se pregunta si el bloque de izquierdas habría aguantado este envite nacionalista durante una legislatura, pudiendo recomponerse hasta los siguientes comicios, pero nuestros dirigentes han decidido de presentarse a unas elecciones con este panorama tan cuesta arriba para el proyecto que defienden. Pero estos lamentos ahora mismo no valen de nada, hace falta comenzar a pensar en el futuro y en cómo salir de esta situación de bloqueo ya no solo político (investidura) sino ideológico. Llevamos años en retroceso ideológico, en los cuales el conservadurismo social y el liberalismo económico no paran de acaparar más terreno, teniendo mejores comunicadores y cada vez con menos ideas innovadoras, es momento de dar un cambio y comenzar repensar que errores estamos cometiendo para estar cada vez más arrinconados.
Como se pronosticaba, un mayor nacionalismo periférico hace aumentar al nacionalismo exacerbado español y viceversa, ambos han estado alimentándose. Y de ahí los buenos resultados electorales de los partidos del País Vasco y de Cataluña, entre otros. Han aumentado el número de escaños los bloques nacionalistas e independentistas, lo cual hará que la gobernabilidad esté al servicio de concesiones a estas regiones, cesiones sobre los presos que impulsaron el “procés”, esto dificultará los pactos del PSOE y dará más argumentos a la derecha nacionalista que afirma que los únicos defensores de España son ellos.
Lo de Más País, podríamos catalogarlo como una entrada sin pena ni gloria, solo obteniendo 3 escaños, 2 por Madrid y 1 en Valencia en la que iba aliado con Compromís. Lejos esta de cumplir el objetivo de ser un actor que desbloquee la situación política de este país, aún así apenas ha perjudicado a Unidas Podemos, ya que sus resultados han sido tan paupérrimos en algunas zonas que no ha “robado” votos suficientes a candidaturas de izquierdas como para ser un estorbo. Si Iñigo Errejón criticaba a la histórica Izquierda Unida por ser un partido de resultados modestos no sabemos cómo podrá autojustificar su marginalidad ahora mismo en el Congreso de los Diputados.
Para finalizar el análisis de resultados debemos pasar por el Partido Popular y Vox, los más beneficiados de esta repetición electoral. El PP era imposible que empeorase el resultado tan malo que obtuvo las pasadas elecciones generales, es por ello que vuelve a estar cerca de los 90 escaños, los cuales realmente son escasos para ser un actor fundamental en este Parlamento. Además es un partido sin ideas propias, al igual que Ciudadanos han pasado a estar arrodillados ideológicamente ante Vox, que ha marcado los temas, las opiniones y los tiempos, mientras ambos partidos que tenían más representación le bailaban el agua sin querer ponerles ningún tipo de barrera. Lo que suele ocurrir en estos casos de radicalización en el discurso es que finalmente la gente tiende a quedarse con el original y no la copia, es por eso que Ciudadanos se ha bajado estrepitosamente pasando a la marginalidad política y Vox puede mirar de tú a tú al Partido Popular, y más aún ahora que el PP solo sabe copiar lo que va diciendo la formación verde.
Estamos en un periodo de recomposición interna y expansión externa de las fuerzas conservadoras, mientras ellos marcan lo que es el progreso y el futuro la izquierda ahora le está tocando resistir y hacer de fuerza reaccionaria, y se está viendo que es un papel muy complejo y con muchas contradicciones. Que durante meses se haya defendido la intención de ilegalizar partidos (independentistas y no independentistas), propuestas de bajadas de impuestos a las fortunas más grandes, declaraciones muy reprochables sobre colectivos minoritarios y la defensa a ultranza de unas características concretas de lo que es ser español es muy reprobable. Pero lo peor es que estas ideas se hacen mayoritarias entre estratos cada vez más diversos, no son ideas de grupos acaudalados con intereses concretos, sino que estas se han extendido por la población.
La izquierda parlamentaria, y sobretodo el PSOE a la hora de forzar estas elecciones ha cometido un error garrafal. Un partido político fuerza elecciones cuando cree que puede mejorar su posición, pues en este caso los dirigentes socialistas habían confiado que Unidas Podemos se hundirían y ellos recogerían los restos electorales para forzar un apoyo de Ciudadanos o algún partido regional de resultados mediocres así afianzando su posición. La patinada de ese pronóstico va a hacer que Pedro Sánchez sude sangre para cuadrar un parlamento cada vez más fragmentado y con intereses más regionalizados.
Finalmente, creo que es un momento para que la izquierda se replantee primero que modelo quiere para su país, que sean claros en defender el federalismo, asimétrico o no, o posiciones más centralistas, pero que de una vez se aclaren, porque no vale que durante meses se actúe de una forma y en campaña electoral se defienda la posición contraria. Posterior al modelo territorial, que busquen que hacer con la deuda pública y qué modelo económico diferente al de los demás partidos pueden ofrecer. Una vez tengan claro cómo va a ser el país que desean y qué quieren hacer con él podremos debatir sobre estrategias comunicativas y como llegar a los votantes. Mientras tanto toca un largo periodo de reflexión y actualización ideológica.