Este Viernes de Dolores de 2020 no han podido comenzar las procesiones de Semana Santa debido al contexto de excepcionalidad en el que nos encontramos por la propagación del Coronavirus. Que no se haya celebrado la Semana Santa este año ha servido a muchos medios españoles y sevillanos para remontarse a la II República como una etapa de nuestra historia donde el poder político impidió la procesión de cofradías por el espacio público al igual que este año. ¿Ocurrió realmente así?, eso es lo que intentaré desgranar en este artículo.
Antes de entrar a narrar los hechos que acaecieron desde el 1932 y 1936 en Sevilla es necesario hacer una contextualización histórica, a fin de comprender mejor las tensiones y enfrentamientos que hubo entre el poder político elegido en las urnas y la institución de la Iglesia Católica.
Contexto histórico
El día 14 de abril de 1931 Alfonso XIII abandonaba España debido a los resultados de las elecciones municipales días antes, las cuales dieron la victoria a las fuerzas republicanas en 41 capitales de provincia. El monarca que había apoyado a Primo de Rivera durante su dictadura ponía de manifiesto su pesar:
“Las elecciones celebradas el domingo me revelan que no tengo el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España.” Alfonso XIII. 15 de abril de 1931
En Sevilla las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 dieron el triunfo a las fuerzas republicanas, dos días más tarde la tricolor ondeaba sobre el Ayuntamiento. Este convulso periodo en España se acentuó en Sevilla, donde quizás fue una de las ciudades más problemáticas en cuanto a agitación social. Tras proclamarse la II república se estableció un gobierno provisional con el presidente Niceto Alcalá Zamora (ferviente católico) como presidente del gobierno y una coalición de republicanos, socialistas y nacionalistas. Este gobierno duraría hasta el 15 de diciembre de 1931 cuando se establecería un nuevo gobierno de carácter socialista-republicano con Manuel Azaña como Presidente del Gobierno y Alcalá Zamora como Presidente de la República, puesto donde duraría hasta abril de 1936.
Etapa previa a la Semana Santa de 1932
Nuestra historia comienza con el Cardenal Primado de España, Pedro Segura y Sáenz. Segura desoyó las direcciones que se daban desde Roma sobre respetar y acatar al gobierno republicano y se dedicó a lanzar críticas contra la incipiente República. Estas críticas contra el gobierno motivaban a los católicos a cumplir con sus deberes políticos, además de dejar ver su preferencia por la Monarquía de Alfonso XIII, al que felicitaba por su servicio a España. En junio fue detenido y desterrado de España por ordenar la venta de bienes de la iglesia y sacar los beneficios fuera del país, esos documentos fueron intervenidos y se usaron en su contra (Recio, 2010:80).
En mayo de 1931 el gobierno abolió la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en los colegios de España y permitía la libertad de culto religioso. Esta reforma junto con lo que se ha denominado la “Quema de Conventos” (una serie de incendios en iglesias debido a disturbios callejeros entre monárquicos religiosos y republicanos) hizo que la República se ganase aun más animadversión de los sectores eclesiásticos. Tras esto, el Ayuntamiento republicano de Sevilla en julio de 1931 decidió remodelar los nombres de las calles de la ciudad, desapareciendo los nombres que aludían a la Monarquía o a la Iglesia. Aún así, Sor Ángela de la Cruz sí que recibió una calle conmemorativa en 1932 cuando falleció.
Fue una época de mucha discusión y agitación, durante ese mes de julio, del 21 al 28 se convocó una huelga general. En Sevilla se vivió un hecho muy destacable durante la llamada “Semana Roja”, hablamos del abatimiento de la “Casa Cornelio”, una tienda-bar de afluencia anarquista. Años después de derrumbar el edificio a cañonazos esos terrenos fueron usados para construir la conocidísima Basílica de la Macarena. Durante ese verano se pudo conocer el borrador de Constitución en el que estaba trabajando el gobierno, el artículo 24 del texto constitucional hacía referencia a la Iglesia retirándole muchísimas competencias, lo cual enfureció aun mas a los organismos religiosos. Aún así, tras los debates parlamentarios, en la Constitución final los artículos que hacían referencia a la Iglesia fueron el 26 y 27 (detallados al final del texto), mucho menos radicales y más suaves que el anteriormente escrito.
Tras los incidentes mencionados durante la “Quema de Conventos” y el incendio en San Julián, donde la Hermandad de la Hiniesta tuvo numerosas pérdidas, muchas hermandades de Sevilla decidieron tomar medidas de seguridad para proteger a sus imágenes. Además de estos hechos también hubo intentonas fallidas y otros ataques satisfactorios a Iglesias en las cuales no incidiré por motivos de espacio y de comodidad para el lector.
Preparación de la Semana Santa de 1932
Meses previos a la Semana ya hubo reuniones en el Ayuntamiento para organizar la celebración de dicha fiesta sevillana. En este contexto el Alcalde José González de la Bandera (asesinado tras el Golpe de Estado franquista) expuso algo acorde con las leyes republicanas; que el sistema de subvenciones directas a las hermandades no podía continuar como antes, había que buscar un método distinto. Les ofreció como forma alternativa de financiación la explotación de palcos y sillas para costear sus gastos, esta propuesta no gustó en absoluto. En 1931 las hermandades habían recibido 135.000 pesetas con el sistema de subvención directa, en 1935, el primer año en el cual salieron todas las hermandades la suma que obtuvieron con el sistema de sillas fue de 127.011 pesetas sumado a unas 20.000 con cargo de las arcas municipales (Recio, 2010:110).
El 14 de enero de 1932 Rodolfo Llopis, director de enseñanza hizo circular una rotativa que ordenaba retirar los crucifijos de las aulas. Esto sumado a la confiscación de bienes de los jesuitas y su prohibición empeoró las relaciones con la Iglesia y las hermandades. Sobre esto Antonio Filpo Rojas, Hermano Mayor de San Bernardo afirmaba:
“¿Cómo voy yo a sacar tranquilo a la calle a un Cristo que se lo quitan a mi niño de las escuelas?”
En este momento tan tenso se preveía que muchas hermandades no saldrían a la calle, así que el gobernador civil fue a visitar al cardenal Ilundain para que intercediera a favor de que la Semana Santa se realizase con normalidad. Ilundain se mostró impasible ante estos ruegos.
Así que se realizó una reunión entre el gobernador civil, el alcalde y la mayoría de hermanos mayores de las cofradías. En esta reunión las autoridades republicanas se comprometieron a garantizar el orden en las calles para que las cofradías pudieran salir con normalidad, porque la República era respetuosa con todas las ideas. Además de ello, Si el Viernes Santo procesionaban todas las cofradías, el Ayuntamiento haría procesionar también al Santo Entierro, y esto haría que Niceto Alcalá Zamora visitara Sevilla para verlas. Aun con estas ayudas y facilidades los hermanos mayores dejaron entrever que no se saldría, pero que todo se decidiría en los cabildos generales. Se alegaban diversas razones para no salir el año 1932:
- El motivo económico. Había menos ingresos y las hermandades no tenían dinero para costear las salidas. Manuel Sarasúa, Hermano Mayor de San Roque afirmaba que era uno de los motivos menos importantes.
- Falta de asistencia moral y difusión de un ambiente contrario al catolicismo.
- Inseguridad y miedo a que les robaran las joyas a las estatuas que procesionasen.
Según Juan Pedro Recio muchas de “estas razones no eran más que excusas con poco fundamento, pues aunque las decisiones estaban pendientes de adoptarse en los cabildos, ya se intuía la opinión común de los hermanos mayores de que no salir ese año” (2010:114).
El diputado republicano Miguel García Bravo-Ferrer pidió sinceridad a los cofrades:
“Se trata de que el sentimiento religioso se siente ultrajado por la política. Los cofrades sevillanos se sienten ultrajados e indignados. Pero si las autoridades, al brindar con tanta insistencia su ayuda a la Semana Santa realizan lo que pudiéramos decir una política de reacción, de rectificación a anteriores hostilidades al régimen (…) Los cofrades están en la obligación de pensárselo.” (Recio, 2010:115)
Tras estos reproches mutuos, el día 10 de febrero en el Pasaje Oriente se realizó una importante reunión entre todos los hermanos mayores y mayordomos. En esta reunión 34 hermanos mayores se mostraron contrarios a salir y 3 se abstuvieron. Tras esto se redactó un comunicado aclarando que las hermandades se quedarían sin salir, todo esto sin esperar a los cabildos de cada hermandad que era donde realmente se votaría la salida o no de cada procesión. Un día después en el mismo Pasaje de Oriente el gobernador civil de Sevilla dijo que las autoridades usarían todos los medios a su alcance para que no desapareciera una fiesta del pueblo, que no era propiedad de los hermanos mayores. Y finalizando dijo:
“Puede que las hermandades tengan la necesidad de salir. Sevilla cuenta con suficientes republicanos para proponérselo.”
El propio gobernador civil mostró pruebas en las cuales las hermandades habían confirmado a las oficinas de turismo que no iban a salir por razones de orden público, sentenciando así la autoridad republicana:
“Sigue el plan de desprestigio y ataque a Sevilla, y es lamentable que muchos sevillanos desde aquí cooperen, sin querer, a esta abominable campaña” (Recio, 2010,117)
Aun así el Ayuntamiento no tiró la toalla y siguió intentando arengar a la población a que presionaran a las cofradías a salir, se instalaron altavoces en la Campana donde sonaban marchas procesionales, incluso llegaba a sonar la “Marcha Real” poco frecuente en esa época.
Semana Santa de 1932. Cabildos, huelgas y salida de La Estrella.
Entre el 13 y 18 de febrero se celebraron los cabildos de las distintas hermandades, donde los hermanos de todas las procesiones votaron por no salir, siguiendo la opinión de los hermanos mayores. La única excepción fue la trianera hermandad de La Estrella, los esfuerzos del ayuntamiento habían caído en saco roto y Sevilla viviría una Semana Santa inédita, con solo una procesión en toda la Semana.
El gobernador civil publicó una nota en El Correo de Andalucía en la que describió todos sus esfuerzos por apoyar la salida de las cofradías y las razones que las cofradías expusieron para no salir a la calle. En esta nota se detallaban todas las reuniones, el apoyo del Gobierno Republicano, el compromiso de las personas que ocupaban los más elevados puestos de la nación para venir a admirar el arte sevillano y el fuerte perjuicio económico que esta decisión de no salir supondría para Sevilla y España.
“Las cofradías al abstenerse de salir, privan a un gran sector nacional de aquella satisfacción íntima, legítima y constante que las ha caracterizado y dado fama en el mundo entero (…) Espero una saludable reacción del pueblo sevillano y que podamos aún presenciar la Semana Santa. Si no fuera así, que sepa la opinión pública española cómo y por qué no hay este año Semana Santa en Sevilla”
En este artículo no vamos a ser simples como para afirmar tajantemente que las cofradías no salieron sólo para presionar a las instituciones republicanas. Efectivamente había habido asaltos a las iglesias y claro que la República había retirado competencias a la Iglesia. Seguramente fue un cúmulo de factores, pero la presión a la República es un hecho, y se puede comprobar por dos detalles de gran importancia que se han podido conocer a posteriori tras los estudios de diversos autores:
- Gran parte de los hermanos mayores de las hermandades tenían simultáneamente cargos de gran importancia en organizaciones políticas, sociales y empresariales de influencia monárquica y derechista. Según el catedrático Álvarez Rey, el 85% del Consejo Directivo de la Federación de Hermandades estaba formado por notables mandatarios de partidos afines a la monarquía, de Acción Popular o de la Comunión Tradicionalista, organizaciones de tendencia derechista clara. Isidoro Moreno es mucho más tajante y afirma que “la derecha manipuló a las cofradías contra la República” (Diario 16, 1993)
- La manipulación sobre las razones de la salida de la Hermandad de la Estrella. En el imaginario colectivo esta Hermandad ha sido catalogada como “La Valiente” por salir el año donde prohibieron salir o por enfrentarse al miedo a ser atacada durante su procesión. Ambos relatos se oyen muchísimo si preguntas a alguien sobre este tema. En esto ha tenido mucho que ver la reescritura de la historia que se ha realizado durante el franquismo, ya que durante los meses previos a su salida esta hermandad fue tachada de “hermandad esquirola” frente a las que no salieron.
Antes y durante la salida de la Hermandad de la Estrella ocurrieron ciertos hechos que apenas se han comentado en el debate público frente a las innumerables alusiones a las quemas de iglesias, que no se puede negar que ocurrieron. El cabildo de decisión de salir de esta hermandad se tuvo que repetir porque en el primero hubo irregularidades, ya en el segundo los votos a favor de salir fueron muy superiores, siendo favorables 20 de 26.
Tras esta decisión que dejó mudas a las demás hermandades y a hermanos mayores, la Estrella publicó un comunicado en el que se ve claramente el respeto al régimen republicano establecido y la condición social humilde de sus hermanos:
“Esta hermandad ha acordado, ratificando lo que ya comunicara a los excelentísimos señores gobernador y alcalde de Sevilla, que cumplirá sus Reglas, haciendo estación a la Santa Iglesia Catedral en la tarde del Domingo de Ramos, siempre que cuente con medios económicos para ello.
Esta condicionalidad no es un subterfugio, ni envuelve espíritu capcioso. Responde a la realidad de un estado económico precario, ya que estando integrada esta cofradía por personas de la más humilde condición social, sus ingresos normales han sido anulados por la crisis económica que sus cofrades vienen padeciendo.
Por lo mismo que pertenece al pueblo, tiene esta cofradía fervientes deseos de no producirse de forma contraria al interés general.
Procuraremos por todos los medios, con verdadero espíritu cristiano y con alta conciencia ciudadana, afrontar la situación, y tenga V.E. la seguridad absoluta que esta cofradía, que es del pueblo, al pueblo se debe, que es tanto como decir que se debe al régimen constituido legalmente”
Esta hermandad recibió 1.000 pesetas como subvención a cargo personal del alcalde y de varios concejales. Tras hacerse pública la noticia varios medios de comunicación comenzaron a crear un clima de animadversión en contra de la cofradía trianera. Tenemos estos ejemplos:
“El Ayuntamiento, en vista de la decisión “tan amable” que ha tenido a su llamamiento, ha prometido costear para el paso de la Santísima Virgen de la Estrella dos magníficos de flores”
“Estos cofrades siguen en sus propósitos. Ya tienen los pasos en la Iglesia y ayer les entregaron la cera. El palio se encontraba en el taller de bordados para pasarlos a nuevo terciopelo y ante la falta de tiempo ya no se hará (…) estos decididos cofrades continúan en llevar a la realidad sus deseos aunque para ello necesitan invitar a personas que no puedan privarse de ponerse el capirote.” (Recio, 2010: 198)
Hasta el día de la salida de la procesión se sucedieron noticias que ponían en duda la salida de la hermandad, de hecho no pudo salir el Domingo de Ramos, su día establecido ya que no llegó el dinero para procesionar. Aún así todo pudo arreglarse con ayuda el Ayuntamiento y el dinero consiguió llegar. Finalmente la Estrella hizo estación de penitencia el Jueves Santo, la acompañó la Banda Municipal que fue cedida gratuitamente por el Ayuntamiento.
El Jueves Santo la cofradía salió de forma exitosa, pero no sin percances en la calle. Días antes de la Semana Santa en Sevilla se había celebrado el Congreso Nacional del Partido Comunista Español, además de que para esos días estaba prevista una huelga de dependientes de bares y tabernas, por lo tanto el clima estaba caldeado.
Durante la procesión ocurrieron tres intentos de dañar las imágenes, un lanzamiento de un ramo de flores con un ladrillo dentro que no causó daños, en segundo lugar un lanzamiento de un cascote al paso del Cristo que impactó en un ángel, y en tercer lugar cuando la Virgen de la Estrella iba a entrar en la Catedral dos cohetes pasaron cerca del paso y un joven anarquista de 21 años disparó dos balazos contra el paso, sin acertar en las imágenes pero si en las telas del paso. Este joven era Emiliano González Sánchez, detenido y condenado a varios años en prisión tras los hechos. Ambos jóvenes militaban en la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
José Aguilar Villagrán realizó una investigación sobre estos hechos en 1980 en la revista Triunfo, en ella se pudo entrevistar a Juan García Dana, que había participado con Emiliano en los disturbios y sin tapujos le contó su encuentro con La Pasionaria y que ocurrió aquel convulso día:
“Ya en el Puente de Triana quisimos darle algunos achuchones al paso y tirarlo al río, pero luego nos llegamos a ver a Dolores Ibárruri, que estaba aquí porque se había celebrado el Congreso del PCE. Ella nos dijo: ‘¿Por qué hacéis eso? La Semana Santa expresa un sentimiento popular que hay que respetar. Si queréis hacer algo, ahí tenéis esa huelga de dependientes de tabernas…’”. “Dicho y hecho —continúa el relato—. Cogimos piedras y acudimos hasta el café París, que seguía abierto, con intención de tirárselas, pero al llegar allí coincidimos con la procesión y la Policía nos reconoció. A mí me detuvieron en el callejón de La Campana y me dieron una buena paliza en la Comisaría a base de patadas y puñetazos” (Aguilar, 1980: 25)
Al margen de estos incidentes la procesión fue un total éxito; las calles estaban llenas y hubo numerosas saetas como las de “La Niña de la Alfalfa” que fueron aplaudidas por todos.
Por contradecir las directrices de la Iglesia a esta hermandad se la ha catalogado por unos como la “Virgen Republicana”, en el relato conservador se la llama la “Virgen Valiente” debido a haber salido cuando el gobierno republicano estaba en contra de la Iglesia.
Como vemos, la mayoría de los disturbios fueron provocados por exaltados y por anarquistas, cuya animadversión a la iglesia era mucho más fuerte que para otros grupos de la izquierda.
Semana Santa de 1933. Ninguna procesión sale.
La semana Santa de 1933 fue la única de este siglo en la cual no salió ninguna procesión a la calle. Esto fue debido a un cierto aumento de la conflictividad social debido al pasado fallido Golpe de Estado de Sanjurjo el cual fue repelido en Sevilla por el alcalde mediante la huelga general, por lo cual le guardaron venganza, una venganza que se cobró tras el alzamiento nacional de Franco.
Durante las Elecciones al Gobierno de este año la propaganda decía: “¡Piensa en tu Cofradía, sevillano, antes de votar! Es en ese momento en el cual la leyenda negra sobre la República y la Semana Santa se ha creado, difundiéndose años después con la ayuda de las instituciones franquistas.
Semana Santa de 1934. 13 cofradías si salen a la calle.
Este año, tras la victoria electoral de la Confederación de Derechas Autónomas la situación religiosa en Sevilla era más propicia para que las hermandades saliesen a la calle. Los principales “logros” de este gobierno fue el desmantelamiento de todos los avances de los primeros años de gobierno republicano, el debilitamiento de sindicatos y la paralización de la reforma agraria así agravando la situación del campesinado español que ya estaba en la miseria.
Las hermandades se plantaron y exigieron ciertos requisitos para salir ese año (Recio, 2010:244):
- Declaración de festivo el Jueves y Viernes Santo
- Garantías de que la subvención municipal este año si otorgaría. 6.000 pesetas para hermandades con 3 pasos, 5.000 pesetas para los que tenían 2 pasos y 3.000 pesetas a los que tenían solo uno.
- Que la Guardia Civil se encargase de custodiar los pasos
- Más recursos para garantizar el orden público durante esta semana
- Regulación del tráfico rodado
- Hacer que la Hermandad de Los Estudiantes volviese a la Iglesia de la Anunciación, de donde había tenido que salir por las leyes republicanas.
Se cumplieron todas las pretensiones menos la última, además de que las instituciones republicanas borraron de la ciudad las fachadas con pitadas contrarias a la religión y la iglesia, creando así un ambiente más “proclive” para la salida de procesiones. Aún así solo 13 de las 45 salieron finalmente, además de que varias procesiones cambiaron los días para que no hubiese días con pocas cofradías. Este año no hubo incidentes mayores y todo fluyo con normalidad.
Semana Santa de 1935 y 1936. Vuelta a la normalidad.
Tras la buena experiencia de la Semana Santa de 1934 que solo quedó deslucida por la falta de procesiones, en 1935 salieron todas las procesiones a la calle. Las hermandades decían que el cambio a un gobierno conservador había traído más estabilidad a las calles de Sevilla y que por ello se podrían realizar las procesiones con facilidad. La Semana Santa de 1935 estuvo completa, ya que la del 1936 fue arruinada por diversos días de lluvia.
Como todos sabéis, en febrero de 1936 hubo nuevas elecciones que le dieron la victoria al Frente Popular, la unión de los diversos partidos (al igual que hizo la CEDA años atrás) maximizó los votos y les ayudó a obtener la victoria electoral. Con el PSOE en el gobierno coaligado con nacionalistas, Izquierda Republicana y el PCE podríamos esperar que este año no salieran de nuevo las cofradías por temor a los ataques auspiciados por el gobierno. Pero nada de eso ocurrió, lo único que pudo estropear la salida de los pasos a la calle fueron las lluvias. Aún así, los días que lucieron bien las procesiones salieron a la calle sin ningún incidente, de hecho los Guardias de Asalto (cuerpo de seguridad pública creado durante la II República) eran quienes custodiaban los pasos. El Sábado de Gloria, el gobernador civil estaba contento, felicitó a las fuerzas del orden por su labor y su eficacia en el mantenimiento de la cordialidad.
Victoria del bando franquista en la Guerra Civil
Tras la victoria del Bando Sublevado liderado por el posterior dictador Francisco Franco las hermandades se “adaptaron” a las jerarquías estatales, militares y políticas del nuevo régimen, surgiendo nuevos y fuertes vínculos (Recio, 2010:388). Franco fue nombrado Hermano Mayor de numerosas hermandades, con Queipo de Llano pasó exactamente lo mismo en la Macarena, con la que estuvo ligado hasta después de muerto.
En 1937 falleció el Cardenal Ilundain y lo relevó el Cardenal Segura, con quien comenzábamos esta historia. El anteriormente desterrado de la República Española volvió y se hizo con los mandos de las Instancias Eclesiásticas sevillanas. Segura no fue un franquista al uso ya que era más un tradicionalista monárquico, es por ello que prohibió el saludo romano al paso de las procesiones. Aún así, vetó que las mujeres pudieran participar en las hermandades como nazarenas, prohibición que ha durado hasta hace poco.
Conclusiones
Para finalizar es necesario hacer algunas aclaraciones a fin de que no haya malentendidos sobre la intencionalidad de este texto. Este texto es una recopilación de información ya publicada, no estoy presentando nada nuevo, no es una investigación novedosa, sino un compendio de información con el fin de que se conozca una visión distinta a la difundida durante las últimas décadas.
Espero que tras la lectura de este artículo no se saquen conclusiones precipitadas, como que defiendo que no hubo miedo en el seno de las hermandades. Este miedo existió porque hubo quemas, además también hubo personas que se jugaron su vida por esconder ciertas imágenes en sus casas para evitar su quema. También desde mi opinión la República podría haber hecho más esfuerzo por mantener el orden público o calmar los ánimos de grupos radicales. Hubo radicales que hicieron mucho daño a la República en territorio sevillano sembrando el terror quemando arte, estos ataques además fueron totalmente contraproducentes para los fines que se buscaban.
Tras mis críticas a la República no puedo sino hacer lo mismo con las Instancias Eclesiásticas que durante estos años quisieron combatir a la República de forma indirecta dejando a los sevillanos sin una de sus fiestas más importantes y a la ciudad sin los ingresos que muchos visitantes dejaban. Este pulso que le echó la República finalmente hemos visto que fue en vano porque el laicismo sigue en aumento en España, y es triste que se apoyasen en autoritarios y en una dictadura para que su poder volviera a niveles previos a la República. E igualmente triste es la manipulación histórica que se ha hecho de los hechos acaecidos durante esta época para reforzar el pensamiento de que la República prohibió las procesiones, cuando fueron los propios hermanos mayores (miembros a su vez de partidos derechistas) los que se negaron a sacar los pasos de sus templos
La II República no fue más que el intento de unas élites y de un pueblo por alcanzar una democracia e instituciones laicas similares a las francesas, era el intento de salir de una situación de autoritarismo y estancamiento. La democracia no es un estado que se alcanza de forma lineal, hay regresiones y luchas por consolidarla. En España La II República es la consolidación de los anhelos de las movilizaciones democrático-republicanas que existieron durante décadas y que calaron no solo a nivel urbano, sino también rural. La historia de España y de la II República no es la de un continuo fracaso debido a una mentalidad atrasada, sino un conflicto de múltiples variables (clases sociales, nacionalismos, laicismo) y la historia de una democracia que fue interrumpida por un golpe militar y una dictadura militar que duró décadas.
Bibliografía.
Aguilar, J. Tiros contra la Virgen, Triunfo. 5/3/1980. Url: https://www.centrodeestudiosandaluces.es/datos/publicaciones/AH37LaEstrella.pdf
Moreno, I. La derecha manipuló a las cofradías contra la República, Diario 16. 27/02/1993. Url: http://www.isidoromoreno.es/uploads/plantilla/assets/css/La%20derecha%20manipulo%2093.pdf
Recio, J.P. (2010) Las cofradías de Sevilla en la II República. Sevilla: Abec Editores
Artículos 26 y 27 de la Constitución de la II Republicana (1931)
Artículo 26. Todas las confesiones religiosas serán consideradas como Asociaciones sometidas a una ley especial.
El Estado, las regiones, las provincias y los Municipios, no mantendrán, favorecerán, ni auxiliarán económicamente a las Iglesias, Asociaciones e Instituciones religiosas.
Una ley especial regulará la total extinción, en un plazo máximo de dos años, del presupuesto del Clero.
Quedan disueltas aquellas Órdenes religiosas que estatutariamente impongan, además de los tres votos canónicos, otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado. Sus bienes serán nacionalizados y afectados a fines benéficos y docentes.
Las demás Órdenes religiosas se someterán a una ley especial votada por estas Cortes Constituyentes y ajustadas a las siguientes bases:
l.º Disolución de las que, por sus actividades, constituyan un peligro para la seguridad del Estado.
2.º Inscripción de las que deban subsistir, en un Registro especial dependiente del Ministerio de Justicia.
3.º Incapacidad de adquirir y conservar, por sí o por persona interpuesta, más bienes que los que, previa justificación, se destinen a su vivienda o al cumplimiento directo de sus fines privativos.
4.º Prohibición de ejercer la industria, el comercio o la enseñanza.
5.º Sumisión a todas las leyes tributarias del país.
6.º Obligación de rendir anualmente cuentas al Estado de la inversión de sus bienes en relación con los fines de la Asociación.
Los bienes de las Órdenes religiosas podrán ser nacionalizados.
Artículo 27. La libertad de conciencia y el derecho de profesar y practicar libremente cualquier religión quedan garantizados en el territorio español, salvo el respeto debido a las exigencias de la moral pública.
Los cementerios estarán sometidos exclusivamente a la jurisdicción civil. No podrá haber en ellos separación de recintos por motivos religiosos.
Todas las confesiones podrán ejercer sus cultos privadamente. Las manifestaciones públicas del culto habrán de ser, en cada caso, autorizadas por el Gobierno.
Nadie podrá ser compelido a declarar oficialmente sus creencias religiosas. La condición religiosa no constituirá circunstancia modificativa de la personalidad civil ni política, salvo lo dispuesto en esta Constitución para el nombramiento de Presidente de la República y para ser Presidente del Consejo de Ministros.