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Richard Wagner, Antisemitismo y Nacionalsocialismo. Una matización.

Introducción.

La escritura de un artículo como este es siempre compleja, el gusto por la obra artística de un personaje histórico separado de su vida personal, sus opiniones políticas y cosmovisión es algo difícil de conjugar. Al margen de mi subjetividad respecto a la obra musical de Wagner, trataré de ser objetivo y crítico con sus opiniones políticas y diversos artículos que escribió, sobre todo teniendo en cuenta las consecuencias de su legado.

La figura y legado ideológico de Richard Wagner es una de las más complejas que nos deja la historia, este ha sido catalogado como un nacionalsocialista avant la lettre y como un apoyo ideológico y propagandístico fundamental para el régimen de Adolf Hitler. Este artículo busca hacer una revisión de los principales puntos del libro “El Judaísmo en la Música” de Wagner y contemplar la influencia de Wagner en el nazismo.

¿Qué fue “El Judaísmo en la Música”?

El libro de Wagner titulado “El Judaísmo en la música” es un panfleto que no supera las 60 páginas, cuya tesis principal es que los judíos son incapaces de realizar arte y música moderna. El panfleto fue escrito en 1850 bajo el seudónimo de K. Freigedank (Pensamiento Libre)  ya que Wagner no quería sufrir una campaña de desprestigio en su contra por sus opiniones, aunque rápidamente se rumoreó que esta obra era suya. Ya en 1851 Franz Liszt le preguntó directamente por carta si ese rumor que se estaba propagando era cierto, a la cual Wagner respondió:

“¿Por qué lo preguntas?, seguro que sabes muy bien que fui yo.”

Durante años el ensayo estuvo siendo difundido siendo su autoría un secreto a voces, hasta que en 1869 Wagner publicó una segunda edición  bajo su nombre auténtico, esta segunda obra es la que podemos catalogar como mas grave. En ella no se desdice o matiza sus opiniones, sino que se reafirma en ellas y corrigió ciertos errores de la primera edición, además de otorgar al pensamiento antisemita un aura de respetabilidad por la autoridad del autor de la obra. En esta segunda edición Wagner se victimiza, de forma muy similar a como harán partidos y líderes de ultraderecha en un futuro próximo, por las campañas de desprestigio y las críticas a este ensayo por parte de muchos autores distintos. En este sentido Wagner argüirá que se estaba conformando un complot judío en su contra, un argumento que con el paso de los años se convertirá un mantra manido hasta la saciedad.

La razón que hace que El Judaismo en la Música sea una obra de consecuencias tan nefastas es que profirió de autoridad al antisemitismo durante una época en la cual los judíos estaban encaminándose a la emancipación legal. Este ensayo aún basándose en los típicos estereotipos de los judíos, supo innovar y lingüísticamente introdujo términos como judaización (Verjudung) refiriéndose a la introducción excesiva de los judíos en ámbitos dominados por gentiles, esta fue la primera vez que se usó este término[1], que actualmente se sigue oyendo en círculos de extrema derecha.  

La tesis principal de este ensayo, entre otras, es que los judíos son incapaces de participar de las creaciones artísticas producidas en las lenguas nacionales, ya que para ellos no son innatas sino que son aprendidas. Esto les lleva a no poder innovar artísticamente, teniendo que copiar y repetir una lengua que les es ajena, por lo que eso les incapacita a crear obras de arte estéticamente válidas[2]. Bajo la premisa de este argumento Wagner arremeterá contra músicos judíos de la talla de Giacomo Meyerbeer o Felix Mendelssohn, aunque en este caso la  envidia que tenía Wagner por el éxito de estos músicos en Paris pudo influir en sus críticas. Sea como sea, el antisemitismo de Richard Wagner es indudable y este era más explicito que el existente en la sociedad alemana del siglo XIX.

Las citas antisemitas se pueden enumerar ya que son cuantiosas, no es la función de este artículo ser un compendio de estas, pero creo que es de utilidad el exponer comentarios que Wagner hizo en esta obra de cara a ejemplificar lo que explico.

Sobre cómo solucionar la problemática de la presencia de judíos en la música y las artes Wagner se expresó así:

“¡Formad parte sin miramientos de esta obra redentora que consiste en renacer a partir de la autodestrucción y entonces estaremos unidos y seremos iguales! Pero ¡tened en cuenta que sólo una cosa os redimirá de la maldición que pesa sobre vosotros: La redención de Ahasvero, el hundimiento! (Untergang).

Mucho se ha escrito sobre el verdadero significado de “hundimiento”, ya que este podría ser entendido como un ocaso o fin de “lo judío”, pero también como “muerte”. Tras lo ocurrido tras el nazismo esta interpretación se vuelve grotesca e injusta para las intenciones reales de Wagner. Aún así tras su publicación hubo personas que entendieron que Wagner expresó deseos de exterminar físicamente a la población judía, como Johann Christian Lobe[3].

También, en la versión ampliada de 1869 Wagner esboza otra posible solución, algo más detallada y clara que la anterior, en la cual expresa que la solución a la decadencia cultural alemana pasa por la expulsión de los judíos de Alemania:

“No estoy en situación de juzgar si la decadencia de nuestra cultura podría detenerse mediante una expulsión violenta del elemento ajeno (judaísmo) que la esta corrompiendo, ya que para ello harían falta unas fuerzas cuya existencia desconozco”

Tras la lectura del ensayo de Joseph Arthur de Gobineau  en 1880, Wagner adoptará ciertos pensamientos que pasan de los tópicos antisemitas a un antisemitismo racial más radical, que queda reflejado en esta cita escrita en 1881:

“Ni siquiera la mezcla de sangre perjudica al judío; permite que el judío o la judía se casen con las razas más diversas, que lo que nacerá siempre será un judío”

“La sangre alemana no es lo bastante fuerte para resistirse a una lejía semejante, ya hemos visto como los normandos y francos se han convertido en franceses, y la sangre judía es aún mucho mas corrosiva que la románica”

Antisemitismo tras Wagner, nacionalsocialismo y círculos wagnerianos.

Richard Wagner fue una influencia para muchos en toda regla, fue el impulsor principal del antisemitismo en Alemania, ideas que no tenían mucho prestigio. Sus escritos dieron autoridad a estas ideas, pues quien se iba a oponer a la opinión de un autentico genio musical de la época. Además tras la construcción de Bayreuth y la formación del denominado “Circulo de Bayreuth” se comenzó a popularizar aun más el antisemitismo. Comenzaron a verse caricaturas de los judíos en algunas obras, y esto posiblemente fuese causa posterior de las opiniones de Wagner.

El régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler, como muchos otros regímenes nacionalistas, usó la memoria y obras de sus mejores músicos como propaganda y como elemento cohesionador de la sociedad. Wagner, al margen de la calidad de sus obras, supo representar mitos nacionales en una época donde la nación alemana estaba conformándose, esto fue aprovechado por el nacionalsocialismo. El caso más llamativo fue el uso de “Los Maestros Cantores de Núrenberg” en El Triunfo de la Voluntad, documental propagandístico dirigido por Leni Riefenstahl.

La música y puesta en escena wagneriana era muy compleja y grandilocuente, su percepción del arte total y su minucioso cuidado hizo que muchas obras si fuesen de agrado para la concepción nacionalsocialista del arte. Hitler promovió siempre que pudo el Festival de Bayreuth, que tras la muerte del compositor fue controlado por la familia de Wagner, donde sí que había nacionalsocialistas fervientes, como su nuera Winifred, que tenía una relación muy directa con Hitler. Aún así, que Hitler promoviese sus obras no significa que el nazismo basase su ideología en lo esbozado en los escritos de Wagner, sino que estos fueron mucho más allá.

Wagner no hizo música para todo el mundo, su música era compleja y entenderla detalladamente lleva mucho tiempo. Me tomo la licencia personal de dudar que todas las personas que eran invitadas a escuchar sus obras por el Führer llegasen a entender detalladamente que escuchaban, y mucho menos a verse influenciadas ideológicamente. Esto explica que solieran seleccionar “Los maestros cantores de Núrenberg”, cuyo mensaje es más sencillo, es una comedia ambientada en una época histórica concreta y además alaba lo teutón y el espíritu nacional alemán medieval. Es una obra que le sería útil a cualquier dictadura militarista con intereses en usar la música nacional con el fin de levantar un sentimiento nacionalista exacerbado. Pero es que a pesar de estos hechos, la presencia de Wagner en la expansión cultural del Estado nazi  fue mucho menor de lo que muchos relatos mayoritarios quieren hacer ver, además de que Wagner fue desprovisto de muchas de sus contradicciones y profundidad.

Esta apropiación de Wagner que hicieron los nacionalsocialistas debería ser denunciada, al igual que la que hicieron con Bach o con Nietzsche. De Bach llegaron a usar obras como ejemplo de obras nacionales alemanas, y con Nietzsche ha pervivido en el imaginario colectivo una imagen similar como con la de Wagner, de que ambos fueron unos nacionalsocialistas antes del nacionalsocialismo. Afirmación que muchos estudiosos de ambos autores niegan, o al menos matizan.

Mientras que el régimen nacionalsocialista se adueñaba de muchos de los grandes artistas alemanes como Wagner, la familia Wagner, sobre todo Winifred, su esposa, tuvo muchos acercamientos a Hitler y su régimen. De esta estrecha colaboración nace esta asociación entre este régimen y este compositor. Winifred estuvo al frente de la gestión de Bayreuth durante la dictadura nacionalsocialista, y tras su caída nunca se arrepintió de su colaboración. De hecho, la viuda de Wagner colaboró con CEDADE, del que se convirtió en “mentora espiritual”, J.M. Infiesta llegó a decir que ella “sabía que las ideas políticas, artísticas y filosóficas de Richard Wagner, y las suyas propias, se hermanaban y encontraban su fiel impresión en el nacionalsocialismo, y no lo negó nunca”[4]. Este grupúsculo wagneriano y nacionalsocialista español tan extravagante editó panfletos y escritos de Wagner para apoyar su programa antisemita. Que algunos círculos y organizaciones más interesadas en Wagner en España procesaran la ideología nacionalsocialista ha mantenido en el imaginario colectivo que el músico alemán colaboró con los nazis.

Finalmente, Wagner es otra de las muchas teorías simplistas que se usan para explicar el nazismo. Similares razones para explicar esta ideología eran la violencia del padre de Hitler, el uso de drogas del dictador o que tenía una ascendencia secreta judía que odiaba. Las teorías únicas no pueden explicar los horrores del nacionalsocialismo, y menos se puede culpar a Wagner de los horrores ocurridos décadas después. Tal y como explica Alex Ross:

“Culpabilizar a Wagner de los errores  cometidos tras él constituye una respuesta inadecuada a la complejidad histórica: deja salir del atolladero al resto de la civilización. Al mismo tiempo, exonerarlo de toda culpa es ignorar sus insidiosas ramificaciones”[5]

¿Sólo lo reivindicó la extrema derecha y el nacionalsocialismo?

Thomas Mann se mostro enormemente disgustado en su conferencia “Miseria y Grandeza de Richard Wagner” por el uso ideológico que el nazismo estaba realizando de Wagner y su obra. Mann afirma que la obra de Wagner tiene numerosas lecturas, el ensayista alemán afirmara que Wagner pertenece al partido de “la renovación, el cambio, la liberación, es decir, a la izquierda”[6]. De hecho fue incluso más allá, y llegó a afirmar que Wagner podría ser catalogado como un bolchevique cultural (Kulturbolschewist) en pleno Múnich de 1933.

Como el caso de Thomas Mann hay numerosos más, y es que la obra de Wagner inspiró a personas de ideologías y condiciones sociales muy diversas, desde personas negras que luchaban por los derechos civiles a feministas, entre otros. La obra de Wagner, tal y como la define Ross

 “Galvanizó fuerzas a lo largo de todo el espectro político, desde la extrema izquierda a la extrema derecha, y si fue esta segunda la que, en última instancia, lo reivindicó de un modo más persuasivo, se trata de un resultado que siempre puede ser objeto de refutación”[7].

Es por ello que en la obra artística de Wagner, debido a su controversial vida, tanto sus detractores como sus más acérrimos entusiastas ven en él aquello que desean ver.


[1] Wagner, R. (2013) El Judaísmo en la Música. Introducción, traducción y notas de Rosa Sala Rose. P. 20.

[2] Ibídem.

[3]Ibídem. P. 23.

[4] X. Casals (1995) “Neonazis en España”. P.72

[5] A. Ross (2021) “Wagnerismo”. P.782

[6] Ibídem P.611

[7] Ibídem P.781

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