Abdulla Janahi
Traducción al ingles por Noha Abushammala
Traducción al castellano por Félix del Campo
Publicación original: Al-Rifaq
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Después de que los Emiratos Árabes Unidos y Baréin firmaran el acuerdo de normalización con Israel a mediados de septiembre de 2020, los medios de comunicación del Golfo se llenaron de declaraciones de funcionarios de ambos países en las que afirmaban que los ‘Acuerdos de Abraham’ [Acuerdo de Paz de los Acuerdos de Abraham: Tratado de Paz, Relaciones Diplomáticas y Normalización Total entre los Emiratos Árabes Unidos y el Estado de Israel] servían a la causa palestina. Algunos llegaron incluso a afirmar que este acontecimiento estaba condicionado al cese de las actividades de asentamiento en Cisjordania. Sin embargo, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu invalidó rápidamente esa afirmación al aprobar la construcción de miles de unidades de asentamiento, mientras que el ministro de Seguridad Interior Itamar Ben Gvir siguió ordenando a los colonos que cometieran más agresiones contra los palestinos en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén, también que idearan planes diarios de violencia contra los palestinos dentro de los territorios de 1948.
Desde 2020, en los años posteriores a la firma de los ‘Acuerdos de Abraham’, Israel ha logrado avances diplomáticos, que se han ido pavimentando gradualmente durante las últimas tres décadas. También, incluyendo visitas sin previo aviso, participación en conferencias, reuniones secretas y la firma de acuerdos bajo mano.
Normalización con Baréin: promesas engañosas de prosperidad
El comunicado emitido en Washington entre el ministro de Asuntos Exteriores de Baréin y el primer ministro israelí en el momento de la firma del acuerdo afirmaba que el Reino de Baréin y el «Estado de Israel» confían en que este acuerdo «contribuirá a lograr un futuro en el que todos los pueblos y religiones puedan convivir en un espíritu de cooperación y disfrutar de la paz y la prosperidad, a medida que los países se centran en los intereses mutuos y en la construcción de un futuro mejor».
El anuncio se refería a la celebración de acuerdos en materia de inversión, turismo, vuelos directos, seguridad, telecomunicaciones, tecnología, energía, sanidad, cultura, medio ambiente y otras áreas de interés mutuo, además de acordar la apertura recíproca de embajadas. Esto abrió la puerta a los intercambios comerciales entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Baréin, a pesar del sentimiento popular generalizado en la mayoría de los países árabes, que rechazan las políticas de normalización y han pedido un boicot diplomático, político y económico a Israel.
En un trabajo de investigación titulado «Las consecuencias de los nuevos acuerdos de normalización sobre la causa palestina y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG)» («The Consequences of the New Normalisation Agreements on the Palestinian Cause and the Gulf Cooperation Council (GCC) »), el investigador bareiní Radhi Al-Mousawi señala que la relación entre Israel y el Gobierno de Baréin no ha experimentado un desarrollo significativo en términos económicos en comparación con el volumen de comercio entre los EAU e Israel. [El Consejo de Cooperación del Golfo es una alianza regional formada en 1981 por seis países miembros: Baréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y los EAU]. En 2021 y 2022, el volumen comercial entre los EAU e Israel alcanzó aproximadamente los 2.500 millones de dólares estadounidenses, mientras que el intercambio entre Baréin e Israel no superó los 20 millones de dólares (aproximadamente 7,56 millones de dinares bareiníes). Cabe señalar que, según el Portal de Datos Abiertos de Baréin, su balanza comercial total para 2024 fue de alrededor de 2008 millones de dinares, lo que significa que el comercio entre Baréin e Israel constituyó solo alrededor del 0,3 %, mientras que el valor total de las importaciones de bienes fue de aproximadamente 5.872 millones de dinares y el valor total de las exportaciones fue de alrededor de 3.864 millones de dinares. En el sector turístico, un millón de turistas israelíes visitaron los Emiratos Árabes Unidos, mientras que solo unos pocos miles visitaron Baréin, y en 2022 alrededor de 1.400 turistas de los Emiratos Árabes Unidos visitaron Israel, en comparación con 400 turistas de Baréin.
Normalización con los EAU: acuerdos bilaterales y agenda estratégica
A diferencia de Baréin, Israel se centra en los EAU debido a su riqueza petrolera y a sus éxitos tangibles en los sectores económico, comercial, inmobiliario y turístico, especialmente en Abu Dabi y Dubái. Al-Mousawi señala en su artículo que el embajador de los EAU en Washington, Yousef Al-Otaiba, declaró en un seminario conmemorativo de los tres años de normalización que su país había firmado 120 memorandos de entendimiento con la entidad en solo tres años, y que hay 152 vuelos semanales entre los dos países. Sin embargo, Al-Otaiba se retractó y se distanció de una afirmación anterior, diciendo: «Nuestro acuerdo sobre la normalización a cambio de detener la anexión se limitaba a un plazo específico que ya ha terminado, y no tenemos la misma influencia que teníamos en el momento de la firma. La situación es difícil ahora, y creo que la responsabilidad recae en los Estados que se normalizarán en el futuro». Indicó que el valor del comercio bilateral entre los EAU e Israel ha «alcanzado los 3.000 millones de dólares y se espera que llegue a los 10 000 millones». El embajador no especificó un plazo para alcanzar este límite.
Cabe destacar que el acuerdo firmado en Washington el 15 de septiembre de 2020 entre los EAU e Israel estipulaba que ambas partes celebrarían acuerdos bilaterales en los siguientes ámbitos: «sanidad, ciencia y tecnología, usos pacíficos del espacio exterior, turismo, cultura, deportes, energía, medio ambiente, educación, acuerdos marítimos, comunicaciones y servicios postales, agricultura, seguridad alimentaria, agua y cooperación jurídica». Las dos partes también podrán celebrar acuerdos en otros ámbitos de interés mutuo, como «finanzas e inversiones, aviación civil, visados y servicios consulares, innovación, comercio y relaciones económicas». El acuerdo incluye una cláusula importante: la cláusula séptima, titulada «Agenda estratégica para Oriente Medio». En ella se establece que ambas partes expresaron su disposición a unirse a los Estados Unidos en el desarrollo y la puesta en marcha de una «Agenda estratégica para Oriente Medio» destinada a ampliar las relaciones diplomáticas y comerciales, la estabilidad en la región y otras formas de cooperación regional.
Crecimiento comercial con Israel en medio del genocidio
La «Oficina Central de Estadística de Israel» publicó datos y cifras sobre el comercio entre la entidad y cinco países árabes que han normalizado oficialmente sus relaciones: Egipto, Jordania, Marruecos, los Emiratos Árabes Unidos y Baréin. El sitio web «Arabic Post» elaboró un informe detallado en el que se analizaban estos datos y se incluían las siguientes conclusiones.
En primer lugar, el volumen comercial entre los países árabes que han normalizado sus relaciones con Israel alcanzó aproximadamente 6.140 millones de dólares durante el periodo comprendido entre octubre de 2023 y febrero de 2025, con un valor de las exportaciones árabes a Israel de unos 4.570 millones de dólares, mientras que el valor de las importaciones de Israel a los países árabes fue de 1.570 millones de dólares. El análisis de los datos muestra que el volumen comercial entre los países árabes que han normalizado sus relaciones con Israel durante los primeros 14 meses de la guerra en Gaza aumentó en unos 500 millones de dólares (12%) en comparación con los mismos meses de 2022 y 2023.
En segundo lugar, las principales categorías de productos exportados por los cinco países árabes a Israel fueron perlas, piedras preciosas, metales preciosos y bisutería por valor de 584,8 millones de dólares, principalmente procedentes de los Emiratos Árabes Unidos; seguidos de maquinaria y equipo eléctrico por valor de 278,5 millones de dólares; y cemento, yeso y productos de cal por valor de aproximadamente 246,3 millones de dólares. Otras exportaciones importantes fueron los productos alimenticios, la ropa, los productos químicos y los fertilizantes, con un valor de las exportaciones árabes de fertilizantes a Israel de unos 52,6 millones de dólares.
En tercer lugar, el análisis de los datos basados en el volumen de comercio entre los cinco países e Israel muestra que los Emiratos Árabes Unidos exportaron alrededor de 1.377 tipos de productos e importaron alrededor de 763 tipos, con un volumen comercial de 2.000 millones de dólares. Por su parte, Baréin exportó 65 tipos de productos e importó 53 tipos, con un volumen comercial de 13,6 millones de dólares.
Observaciones comparativas sobre las capacidades y la viabilidad económica de la normalización
El investigador Al-Mousawi establece una comparación entre las capacidades de Israel y las de Baréin, los EAU y Arabia Saudí. Antes de la operación Al-Aqsa Flood, Israel esperaba concluir un acuerdo con Riad, y estaba claro que el tren de la normalización avanzaba a toda velocidad antes de ser detenido por la brutal agresión israelí en Gaza y Cisjordania.
Según el Banco Mundial, el PIB de Israel alcanzó alrededor de 488.500 millones de dólares a finales de 2022, frente a los aproximadamente 45.000 millones de Baréin y los 600.000 millones de los Emiratos Árabes Unidos, según las estimaciones oficiales del Gobierno de Dubái. Por lo tanto, Israel concede gran importancia a los Emiratos Árabes Unidos, a los que considera un centro neurálgico para iniciar el comercio con el resto del mundo. Sin embargo, las ambiciones económicas de Israel no se limitan a los Emiratos Árabes Unidos, sino que incluyen a todos los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), especialmente a Arabia Saudí.
El PIB de Israel representa alrededor del 24,4 % del PIB del CCG, que se estimó en 2 billones de dólares en 2022 según el Banco Mundial. La economía del CCG representa por sí sola el 63,2 % del PIB combinado de los países árabes. Las instituciones israelíes buscan afianzarse en las economías árabes mediante la normalización y la expansión de las exportaciones a la región. El Ministerio de Defensa israelí, en particular, tiene como objetivo aumentar las exportaciones militares a los países del CCG, basándose en un aumento del 15 % desde junio de 2021 y alcanzando los 8.300 millones de dólares. En ese momento, el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, expresó su confianza en que «Israel tiene nuevos mercados y grandes oportunidades de desarrollo que inyectarán miles de millones en la economía local, crearán nuevas oportunidades de empleo y mejorarán la seguridad de Israel», aludiendo a los mercados del Golfo que han abierto algunas de sus puertas a los productos y equipos militares de la entidad.
Existen riesgos estratégicos a largo plazo para los gobiernos del CCG si llegan a depender, aunque sea parcialmente, de la seguridad israelí. Al-Mousawi destaca que Israel «aprovechó las oportunidades disponibles en medio de la confusión del Golfo y los países árabes, acelerando el impulso hacia la normalización y presionando para firmar numerosos acuerdos en diversos ámbitos». Esto tiene sentido a la luz de los comentarios realizados por el inversor sionista y cofundador del Consejo Empresarial EAU-Israel, Dorian Barak, quien declaró al Jerusalem Post:
“Los EAU son una plataforma única para llegar a todo el mundo… Los israelíes siempre están buscando formas de hacer negocios en el sur de Asia, África oriental, India y Bangladesh… que ofrecen mercados de dos mil millones de personas a los que no se puede acceder desde Tel Aviv. Pero los EAU son el lugar donde todo el mundo se reúne para hacer negocios e Israel finalmente ha sido aceptado en este club. Hay muchos inversores importantes en los Emiratos Árabes Unidos, y es solo cuestión de tiempo que veamos a más empresas emiratíes adquirir grandes participaciones en nuestras empresas.”
Del mismo modo, la teniente de alcalde de la Jerusalén ocupada, Fleur Nahoum, declaró que el primer año de normalización con los EAU fue «muy satisfactorio» a pesar de los numerosos retos, entre los que destaca la pandemia de COVID-19.
Puntos de atracción y explotación
Israel está preocupado por sus objetivos estratégicos y su ambición de situarse en el centro del liderazgo en la región árabe. En particular, busca convertirse en un productor industrial y exportador neto de productos manufacturados, mientras que relega a los países árabes al papel de consumidores y proveedores de ingresos comerciales y mano de obra barata. En efecto, Israel pretende transformarlos en periferias regionales en su proyecto «Nuevo Oriente Medio», tal y como se teoriza en el libro homónimo del exministro de Asuntos Exteriores israelí Shimon Peres. En este sentido, los países del CCG son la principal fuente de financiación debido a su inmensa riqueza petrolera y financiera, y el interés de Israel y Estados Unidos por los países del CCG se basa en el valor demográfico y económico bien documentado de una región que se considera una de las más ricas de Oriente Medio y, de hecho, del mundo.
La economía del Golfo lleva mucho tiempo atrayendo a inversores y mano de obra migrante, ocupando un lugar destacado a escala mundial. Como ya se ha señalado, el PIB de los seis países del CCG supera los 2 billones de dólares, de los cuales Arabia Saudí aporta 1 billón, seguida de los Emiratos Árabes Unidos con unos 600.000 millones, Kuwait con 184.560 millones, Qatar con 180.000 millones, Omán con 114.670 millones y Baréin con 45.000 millones. El volumen de comercio intracomunitario entre los países del CCG es de unos 127.000 millones de dólares en 2022, liderado por los Emiratos Árabes Unidos con un 53% y seguido por Arabia Saudí con un 26%. Esto puede explicar el interés específico de Israel por los Emiratos Árabes Unidos.
En términos de producción de petróleo, los países del CCG producen aproximadamente 17,2 millones de barriles al día, lo que representa el 22,8% de la producción mundial, y Arabia Saudí representa alrededor del 57% de la producción total del CCG, con una media de 9,81 millones de barriles al día y una capacidad superior a los 12 millones. Mientras tanto, el valor total de los fondos soberanos del CCG ha alcanzado los 4 billones de dólares. Estas cifras representan una oportunidad extremadamente atractiva para que Israel obtenga cientos de miles de millones de dólares a través de acuerdos centrados en la tecnología, el espionaje, el armamento y el turismo.
El camino hacia la normalización árabe: de la promoción al apuro
Durante las tres décadas anteriores a la firma de los «Acuerdos de Abraham», la entidad sionista trabajó para lograr avances en la normalización con los países del Golfo, especialmente aquellos que presentaban desequilibrios demográficos y poblacionales en los que los ciudadanos constituían solo una pequeña minoría, como es el caso de los Emiratos Árabes Unidos y Qatar. Este proceso comenzó a salir a la luz pública en 1994, cuando una delegación diplomática israelí encabezada por el entonces ministro de Medio Ambiente, Yossi Sarid, visitó Baréin para participar en una conferencia sobre medio ambiente. Dos años más tarde, en 1996, tanto Qatar como Omán abrieron oficinas comerciales para Israel en sus capitales.
En los años siguientes, estos avances aumentaron tanto en frecuencia como en publicidad, con centros de investigación que acogían a «expertos» y «delegaciones populares» que se utilizaban para promover la normalización y controlar la opinión pública. Esto evolucionó posteriormente hacia reuniones públicas oficiales en conferencias internacionales, a menudo acompañadas de reuniones bilaterales alejadas de la cobertura mediática. Posteriormente, las medidas de normalización incluyeron la contratación de diversas organizaciones, delegaciones deportivas y personalidades de alto perfil —entre ellas periodistas, figuras de los medios de comunicación y líderes religiosos de diversas sectas— para realizar visitas a la Palestina ocupada bajo la bandera de la tolerancia y la amistad. La normalización siguió avanzando hasta mediados de septiembre de 2020, cuando se celebró una ceremonia en el jardín de la Casa Blanca para firmar lo que se conoció como los «Acuerdos de Abraham», en los que se anunciaba un acuerdo entre la entidad y los Emiratos Árabes Unidos y Baréin, seguido un mes más tarde por un acuerdo con Sudán y luego con Marruecos. En ese momento, Benjamin Netanyahu declaró que la normalización continuaría con otros países árabes.
La infiltración sionista en dos países del Golfo ha creado desde entonces un terreno fértil para la expansión a otros países del Golfo y árabes, que es lo que busca la entidad en su esfuerzo por formar una alianza regional contra Irán y establecer el sueño sionista basado en el «Nuevo Oriente Medio». Israel ha logrado avances significativos en la consecución de la plena normalización con los países que firmaron los Acuerdos de Abraham, al tiempo que ha abierto vías en otros Estados del Golfo. Esto incluye el acceso al espacio aéreo, el establecimiento de relaciones comerciales informales y el mantenimiento de comunicaciones continuas, todo lo cual refuerza los pasos hacia la normalización plena y formal a través de misiones diplomáticas y el establecimiento de relaciones económicas, comerciales y de seguridad.
Tras normalizar las relaciones con Abu Dabi y Manama, Israel ha centrado su atención en los mercados financieros del Golfo. Su objetivo específico es adquirir acciones de empresas que considera de valor estratégico para ampliar la normalización y hacer que esta sea irreversible. El enfoque actual de Israel se centra en la normalización con el país más grande del Golfo y la potencia económica y financiera árabe, Arabia Saudí, el mayor productor de petróleo y custodio de las dos mezquitas sagradas, que se considera la clave para la normalización con el resto del mundo árabe e islámico. Además, el enfoque israelí hacia el Golfo también puede entenderse como un proceso de ruptura de la barrera de la normalización mediante la explotación de los desequilibrios demográficos de estos países y la debilidad de sus sociedades civiles y estructuras de representación política.
La penetración sionista en el Consejo de Cooperación del Golfo
Los datos y los indicadores del intercambio comercial entre Israel, los Emiratos Árabes Unidos y Baréin indican claramente que esta relación económica no aporta un valor añadido cualitativo ni siquiera relativo. El comercio con Israel no rescata a Baréin de las crisis financieras y económicas que está atravesando. Según las estadísticas oficiales de Baréin, la deuda pública procedente de bonos y letras del Tesoro aumentó de 14.400 millones de dinares en 2021 a 15.600 millones de dinares en junio de 2024, alcanzando los 22.000 millones de dinares en el presupuesto para los años 2025-2026.
La normalización no producirá aumentos tangibles de los ingresos que compensen los reveses geopolíticos y la disminución del apoyo público local, ni compensará la disminución de la simpatía árabe y mundial hacia los gobiernos que buscan normalizar las relaciones con el enemigo histórico de la nación árabe. A nivel económico, la estrategia de Israel no apunta a una relación de intercambio mutuo, sino más bien a una relación de, en primer lugar, dominio militar y de seguridad y, en segundo lugar, dominio económico y político, con el objetivo de establecer puentes a largo plazo para alcanzar sus objetivos estratégicos. Aunque los gobiernos del Golfo que están normalizando sus relaciones argumenten que la cooperación en materia de seguridad y militar les beneficia, dichos beneficios son a corto plazo y se evaporarán una vez que el conflicto regional se resuelva a favor de Israel, lo que supondría un escenario con consecuencias adversas para todos los gobiernos árabes, independientemente de si se embarcan en la normalización o no.
Los pueblos libres del mundo se han convencido de que esta entidad, un artificio histórico del imperialismo occidental, se ha convertido en un obstáculo y una carga para los países capitalistas que la apoyan, y el Gobierno israelí es plenamente consciente de las implicaciones que esto tiene. Por lo tanto, trabaja para reforzar su control sobre la región árabe con el fin de consolidar su hegemonía. El Dr. Marwan Abdul Aal hizo hincapié en esta idea en su artículo «Normalisation of the Century: From Domination to Zionization» («La normalización del siglo: de la dominación a la sionización»), en el que argumenta que la presentación de la normalización como un camino hacia el desarrollo es una mentira sionista. Es esencial recordar lo que dijo una vez el exministro de Asuntos Exteriores israelí Abba Eban: «Israel quiere que su relación con los países árabes sea un reflejo de la relación de Estados Unidos con América Latina», lo que significa que, a medida que Israel se transforma en una potencia imperial, necesita su propia «América Latina». Abdul Aal señaló además que quienes se sienten atraídos por la tesis de la «tentación económica», ejemplificada en el taller de Manama sobre inversión y prosperidad celebrado en 2019 [organizado por Estados Unidos y denominado «Paz para la prosperidad, el plan económico: una nueva visión para el pueblo palestino»], deberían recordar las falsas promesas de «Camp David» y «Oslo» de transformar Egipto y Gaza en el Singapur de Oriente.
Abdul Aal señaló que el resultado de la política de «paz económica» como opción estratégica es «una forma de dependencia y dominio en la que se basó el imperialismo estadounidense para reforzar su control sobre los países árabes y consolidar la entidad sionista como potencia imperialista con dependencias y apéndices en los regímenes árabes gobernantes». En su artículo concluye que “la normalización es una póliza de seguro estadounidense para la entidad sionista, que se enfrenta a nuevos retrocesos involuntarios y cambios geopolíticos desfavorables, junto con cambios estratégicos que afectan a la capacidad de Israel para cumplir su función: desempeñar una función imperial regional incorporando a los regímenes árabes al proyecto sionista. Esto se basa en el principio de consolidar la existencia, el papel y el liderazgo de la entidad en la región, lo que requiere establecer la normalización como un escudo con dimensiones de seguridad, inversión, financieras, militares, políticas, culturales y religiosas, y que cimenta su aceptación a costa de la causa palestina y la expropiación de la identidad, la pertenencia y el futuro de la región.”