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La España vaciada

La despoblación aparece nombrada en todos los programas electorales de la campaña del 26-M , a excepción de VOX. Ya en las elecciones generales estuvo presente en todos y cada uno de ellos. Pero ¿alguno de los partidos se ha movilizado para combatirla? Mi respuesta es un rotundo no. La despoblación y, en general, el medio rural únicamente importa cuando se acercan las campañas electorales, ya sean autonómicas o nacionales.

Durante años se han esforzado por echarnos del medio rural en lugar de evitar que multitud de municipios acabaran desapareciendo. Se nos han puesto trabas de todo tipo: se han cerrado colegios, se han negado ayudas suficientes como para poder mantenerlos activos, se ha dificultado el acceso a médicosl…

En muchos lugares seguimos con redes telefónicas pésimas o nulas, con escasa conexión a internet. La realidad es que las tarifas de internet más altas afectan a las zonas en las que apenas hay conexión; es decir, pagamos más por un servicio mínimo.

La industria tampoco ha llegado a nuestras zonas. Estamos hablando de un medio rural en el que gran parte de las familias se dedican exclusivamente a la agricultura y ganadería; de familias que durante los últimos años han visto infinitas trabas impuestas por políticas públicas ecologistas mal tomadas. Por políticas públicas que han servido para callar en cierto modo a las voces que exigían cambios pero que, como siempre han afectado a los que luchan por seguir viviendo en el medio rural. Por políticas públicas que lejos de perjudicar a grandes terratenientes han afectado directamente a los de siempre, a los eternos olvidados, a los agricultores y ganadores medios que siguen tratando de superar las trabas para llegar a fin de mes.  Por políticas públicas, en definitiva, ideadas desde un despacho.

Por otra parte, para crear o mantener un colegio público (de enseñanza primaria) en un municipio es necesario que se cumpla un requisito: un mínimo de niños residiendo en él. Es perfectamente lógico y comprensible, de otra manera la educación supondría un gasto completamente inasumible. Sin embargo, desde hace algunos años parece que la tendencia es alejar a los niños a colegios de municipios más grandes en lugar de mantenerlos en otros más cercanos y con mayor necesidad de alumnado para poder seguir permaneciendo activos. ¿Eso no es abandono? Alejar a los niños de sus hogares de manera que se abaraten los costes. Y digo abaratar los costes porque, probablemente, la actividad de esos colegios cese en un periodo de tiempo relativamente corto.

En el ámbito de la salud los gobiernos autonómicos también han puesto numerosas trabas a los ciudadanos. Particularmente, creo que son las más importantes porque afectan de manera directa a la vida de quienes residen en el medio rural. En mi comunidad, y concretamente en mi comarca, aunque me consta que no es la única en la que ha ocurrido, trataron de suprimir las urgencias nocturnas en el centro médico más cercano. Sin embargo, la lucha no se hizo viral, y los partidos que se acuerdan ahora, en el mes de campañas electorales, del fenómeno de la despoblación en ese momento hicieron oídos sordos. La única atención que los vecinos recibimos fue mínima. Únicamente recibimos un par de visitas en los últimos meses, pero la lucha fue mucho más que eso. Únicamente uno de los partidos trató de hacer algo en las Cortes de la Comunidad. Cierto es que en ese momento el mercado partidista se limitaba a los dos tradicionales principalmente, pero todos nos imaginamos quiénes fueron los que hicieron oídos sordos y quiénes en estas semanas se han vuelto a acordar de lo que ahora conocemos como la España vaciada. Vaciada porque nos han echado de ella, por supuesto. Personalmente, considero que esto es lo más grave que han podido hacer a esa parte de España que está desapareciendo. Significó permitir que nuestros mayores murieran, siendo el único impedimento una ambulancia que llegaría una más tarde, con suerte; fue echar a nuestros mayores, que son los principales habitantes del medio rural. ¿Quién querría vivir en un lugar apartado de hospitales y aislado ahora también de un centro médico con un servicio de urgencias nocturno mínimo?

Pero esto no es lo único. En muchas zonas realmente despobladas la idea de poder acudir a un médico cualquier día de la semana hace mucho que dejó de concebirse. El ahorro consiste en la contratación de un médico y un enfermero para varios municipios con pocos habitantes. En función del número de residentes se asignan los días de la semana en los que los servicios médicos acuden a los centros, y de esta manera se contrata únicamente el personal necesario.

Es probable que pudiera seguir escribiendo infinitamente sobre esto, porque la despoblación es un hecho, pero también lo es el abandono por parte de las instituciones y de los propios partidos que en temporada de elecciones comienzan a recordar que hay una parte de España que realmente está olvidada. Una parte que se ha vaciado porque han tratado de echarnos y no han dedicado ningún minuto de su tiempo en pensar cómo solucionarlo. Han permitido que multitud de pueblos acabaran olvidándose, y muchos otros están cada día más cerca de la desaparición. Y ojalá se quedara ahí. Únicamente se han acordado de nosotros, de la España vaciada, para imponernos nuevos obstáculos.

Nos están echando y aún así son capaces de autoproclamarse como los defensores del medio rural, como nuestros salvadores. Si las políticas que pretenden poner en marcha tienen que ver con la repoblación, con facilitar la llegada de nuevas familias al entorno rural o incluso con la vuelta de las que huyeron, quizá tenga mucho más sentido acabar con las trabas que nos ponen a los que, a pesar de las complicaciones, luchamos por quedarse en él. La España vaciada no existe únicamente en periodo electoral.

Por Sonia Castilla, estudiante del grado en Ciencia Política y Administración Pública en la Universidad de Salamanca – @Soniaframo_ en Twitter.

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