Contexto
El pasado viernes 29 de mayo, el ejecutivo de Sánchez aprobó en consejo de ministros un real decreto ley por el cual se implantaba una medida conocida como Ingreso Mínimo Vital. Desde que el gobierno anunció que iba a aprobar esta medida, muchos la confundieron con una renta básica universal, sin embargo, las implicaciones son bien distintas. La renta básica universal, propuesta por primera vez por el humanista español Juan Luis Vives durante el siglo XVI[1], surge de una filosofía parecida, pero siendo una propuesta muy diferente. En este caso, el derecho a percibir la renta como forma de contar con los recursos suficientes para sobrevivir, es innato. Una característica importante de esta renta es su incondicionalidad: el perceptor no debe hacer nada ni cumplir ningún requisito, y puede gastarla donde guste. Asimismo, cualquier persona, sin importar su nivel de vida previo, la percibiría. Esta propuesta debe entenderse en el contexto en el que se gestó por primera vez, cuando los niveles de pobreza eran mucho mayores que hoy en día y los servicios y bienes públicos, en comparación, apenas existían.
Una medida distinta, pero propuesta más recientemente, es el ingreso negativo sobre la renta. Esta noción, popularizada por Friedman y Tobin a mediados del siglo pasado[2], proponía el cálculo de un umbral mínimo que, si no era alcanzado a través de las rentas del trabajo, el Estado compensaría a los interesados a través de un “impuesto negativo”. A cambio, la mayoría de servicios públicos pasarían a ser provistos por el mercado, de forma que la educación y la sanidad, por ejemplo, deberían desaparecer como servicios públicos. Sin embargo, entre 1968 y 1982 se realizaron hasta cinco experimentos en diversas poblaciones de Estados Unidos y Canadá, que dieron lugar a unos resultados bastante poco concluyentes2[3].
En la actualidad, sigue habiendo propuestas que tienen un poco de todo lo anterior, y entre sus defensores se encuentran economistas con importantes contribuciones y reconocimiento en sus campos. Este es el caso de el galardonado con el Nobel de economía, Christopher Pissarides, que no solo incide en la necesidad de garantizar un mínimo ingreso sino también un puesto de trabajo[4]. Pissarides, junto a su colega Daniel McFadden, también galardonado con el Nobel, abogan, además, por la necesidad de aumentar los impuestos sobre las rentas más altas en lugar de “detener procesos globales que podrían llegar a traer mayor prosperidad”. Al fin y al cabo, esta es la batalla entre la economía positiva y normativa: la teoría del comercio internacional de Ricardo y los empleos perdidos por el comercio internacional.
Existen numerosos experimentos sobre las consecuencias de una “renta básica”. El experimento finlandés llevado a cabo por Olli Kangas[5] y compañía, y financiado por el gobierno, es quizás el más popular hoy en día. La renta básica que se probó en este experimento no era universal, sino más bien algo parecido a una cuasirenta básica[6] (aquellos con mayores ingresos no la cobrarán). De hecho, la prestación de 560 €/mensuales se otorgó a 2000 personas que se encontraban en paro. Eso sí, el dinero podía ser gastado en cualquier cosa y no se exigía nada de forma que, para los elegidos, la prestación era incondicionada. Como suele pasar en economía (y quien diga lo contrario miente), el experimento aportó una evidencia limitada. No fue posible saber si esta prestación redujo los incentivos a trabajar ni tampoco si se produjo un incremento en la demanda (que pudiera tener, a gran escala, efectos de multiplicador fiscal). Lo que sí pudo constatarse son mejoras en la salud mental y satisfacción con la vida de los que percibieron el ingreso, además de un tímido incremento del autoempleo[7][8]. Aunquelos encargados del experimento querían que este prosiguiera para obtener evidencias más robustas, este no fue renovado pues, en palabras de Kangas “se desvaneció la voluntad del gobierno[9]”.
Otros experimentos siguen en activo hoy en día. Por ejemplo, una compañía de Silicon Valley, Y Combinator, está pagando una renta básica a 3000 personas hasta el año 2022[10]. Sin embargo, ninguno de los experimentos que se ha realizado es comparable al 100% con las condiciones y consecuencias del ingreso mínimo vital. Aquí, como comúnmente ocurre en el diseño de políticas económicas, los pequeños detalles son los que determinarán el éxito de esta propuesta.
El ingreso mínimo vital
El ingreso mínimo vital es una prestación económica que complementará los ingresos de las familias más vulnerables. La cuantía oscilará desde los 5.538€ anuales (462 €/mes), hasta los 12.184 € (1015 €/mes) y llegará a 850.000 hogares (2,3 M de personas, casi un 5% de la población).
Las cuantías se otorgarán en función de la renta preexistentes hasta un umbral dependiendo del tipo de hogar (número de adultos y número de menores). Pongamos la situación de una familia monoparental con tres menores. A esta familia le corresponderían, de umbral, 10.080 euros anuales. Si el tutor está desempleado, le será abonada la totalidad. Si el tutor está empleado, le será abonado el restante hasta el umbral. La percepción persistirá hasta que la familia o individuo perceptores dejen de tener la necesidad de percibirla (superen el umbral a través de otros medios). A efectos del cómputo de los ingresos, no se considerarán las rentas no contributivas, ayudas sociales provenientes de las comunidades autónomas, becas y otras prestaciones de este tipo, por lo que quien cumpla los requisitos podrá cobrar estas cuantías a la vez. Cabe destacar que para este primer periodo 2020-2021, los perceptores de este ingreso estarán también exentos de pagar precios públicos por servicios académicos universitarios.
Si existen rentas del trabajo que aumentan (o si algún miembro de la unidad familiar es contratado) el decreto contempla la posibilidad de que, durante el siguiente ejercicio económico, cuando tras la declaración de la renta de la familia se estime de nuevo la cantidad que deberán percibir (que deberá ser menor), se mantenga en los niveles anteriores como un incentivo al empleo.
La percepción de este ingreso está condicionada a que el perceptor esté inscrito como demandante de empleo y que se incorpore a las estrategias de empleo del Ministerio de Inclusión. La ley también incorpora importantes sanciones para aquellos que se aprovechen indebidamente de ella.Se estima que la medida costará 3 mil millones de euros anuales, menos de un 1% del presupuesto para gastos no financieros en el ciclo económico 2019-2020.
Qué consecuencias tendrá el Ingreso Mínimo Vital
En la introducción a este artículo he estado dando vueltas alrededor de conceptos como renta básica universal, cuasi renta básica e impuesto negativo sobre la renta, además de lejanos experimentos con resultados poco concluyentes. Sin embargo, todas las rentas de inserción y no contributivas (las que he dicho anteriormente que serán compatibles con el ingreso mínimo vital) son muchas más parecidas a este y, además, mucho más cercanas y comparables.
Este es el caso de la Renta de Garantía de Ingresos del País Vasco, existente desde hace más 20 años. En el año 2017, Sara de La Rica y Lucía Gorjón, dos investigadoras de la Universidad del País Vasco, analizaron los efectos de esta renta sobre la el empleo. Esto es importante porque el desincentivo al empleo es una de las principales críticas que se realiza a esta clase de medidas. Por suerte, resulta que esta medida i
Implantada a nivel regional en Euskadi tiene un diseño bastante similar al IMV[11] (pese a que detalles como incentivos, políticas de inserción, requisitos y cuantías han ido variando un poco a lo largo de los años).
La aproximación que realizan las autoras a este problema es bastante inteligente. En primer lugar, son conscientes de que no todos los desempleados son iguales, y que aquellos con menor nivel educativo y mayor duración del desempleo son el objetivo de la Renta de Garantía de Ingresos, pero a la vez, tienen menores posibilidades de ser contratados. Así, comparando las posibilidades de encontrar empleo entre el grupo de personas que cobran la prestación y las que no, tendríamos unos resultados obviamente sesgados (3% vs. 9%). Lo que aquí hacen las autoras es para evitar este efecto 1) calcular la probabilidad de cobrar la RGI y 2) ponderar a cada individuo por la probabilidad inversa. De esta forma, crean una muestra “homogénea” en la que se puede comparar al grupo de control (los que no reciben la prestación) y al grupo de tratamiento (los que la reciben) sin tener que preocuparse por efectos indeseados.
Los resultados indican que, de media, no se produce un retraso en la obtención de empleo y que hay mayores probabilidades de que este retraso se produzca cuanto menor educado y más joven sea el perceptor. Sin embargo, también se encontró que aquellos individuos más educados y menos jóvenes veían acelerada la recuperación de su empleo si percibían el ingreso. Asimismo, se halló que todas las políticas de promoción del empleo fueron positivas. La ausencia de consecuencias negativas unida a la evidente mejora de las condiciones materiales de los perceptores parece indicar que, bajo un correcto diseño e implementación, el Ingreso Mínimo Garantizado tiene un futuro prometedor.
Últimos comentarios
Existen evidencias de que el desincentivo del empleo es poco importante. Además, el gobierno podría condicionar la percepción al no rechazo de las ofertas de empleo de los programas de inserción. Sin embargo, la versión actual es bastante flexible posiblemente debido a la existencia de personas inempleables[12], las cuales conviene no olvidar para no perder de vista uno de los objetivos fundamentales de esta medida, que puede no ser tanto la reinserción laboral como la reinserción en la sociedad.
Otra crítica común, la más sencilla y usada por gente que sabe poco o nada de economía, es que este tipo de políticas aumentan la inflación. De hecho, no es mal argumento, yo lo compraría en el caso de una renta básica universal incondicionada y de igual cantidad para todos los individuos. Sin embargo, cuando la población objetivo de esta medida es menos de un 5% de la población española y, además, las cuantías van a ser tan diversas, me es difícil de creer (y más en un contexto de depresión como el actual).
Lo que sí podría pasar es que haya un empuje en la demanda importante. La explicación es sencilla. En economía, sabemos que la propensión marginal al consumo de cada individuo es negativa. Esto significa que, por cada euro de aumento de la renta de una persona, su consumo se incrementa en menor medida. Una persona que no tiene dinero y recibe 400€ mensuales, los gastará al completo. Una persona con una renta de 6.000 € mensuales, ahorrará los 400 € extra. Es por esto que aumentar los impuestos a los ricos para financiar prestaciones a los pobres aumenta la demanda. La situación contraria, en la que los ricos ahorran, incentivaría la inversión, y empujaría a través de la oferta. En muchas ocasiones, la defensa de una u otra actuación se basa poco en datos empíricos y mucho en ideología. En el contexto actual, personalmente, creo que hace falta empujar a la demanda más que a la oferta (además de que en la anterior crisis ya probamos a “salir” por el lado de la oferta).
Por todo lo comentado anteriormente, me parece que el Ingreso Mínimo Vital es una buena medida. Todo suma para que todos vivamos en una sociedad cada vez mejor. Sin embargo, otras medidas deberán ser aprobadas para hacer frente a un futuro plagado de incertidumbres post pandemia y una fuerza laboral cada vez más robotizada y en manos de menos.
Por Daniel Perez (Economista y Doctorando en Economía Pública en la Universidad de Granada)
[1] https://basicincome.org/basic-income/history/
[2] https://mitsloan.mit.edu/ideas-made-to-matter/negative-income-tax-explained
[3]https://archive.nytimes.com/www.nytimes.com/books/98/10/04/specials/moynihan-income.html
[4]https://www.forbes.com/sites/francescoppola/2017/08/31/top-economists-endorse-universal-basic-income/
[5]https://julkaisut.valtioneuvosto.fi/bitstream/handle/10024/161361/Report_The%20Basic%20Income%20Experiment%2020172018%20in%20Finland.pdf?sequence=1&isAllowed=y
[6] Ver el trabajo de Eval, N. (2010).
[7] https://julkaisut.valtioneuvosto.fi/handle/10024/161361
[8] https://www.elblogsalmon.com/indicadores-y-estadisticas/resultados-experimento-renta-basica-universal-finlandia
[9] https://www.bbc.com/news/world-europe-43866700
[10]https://basicincome.ycr.org/
[11]http://ftp.iza.org/dp10867.pdf
[12]https://elpais.com/economia/2020-05-29/las-claves-del-ingreso-minimo-vital-quien-lo-cobrara-cuanto-dinero-desde-cuando.html