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Análisis de las elecciones municipales en Madrid y el fracaso de la izquierda

Este domingo, finalmente, se celebraron las elecciones autonómicas, municipales y europeas y se cerró este vertiginoso ciclo electoral que se abrió con la convocatoria de elecciones generales anticipadas el 15 de febrero. Como de costumbre, la ciudad de Madrid, Capital del Reino, adquirió durante la campaña un papel protagonista. Dicho papel ha sido acentuado por la trama de “divisiones”, “traiciones” y “pulsiones” a las que ha tenido que enfrentarse (o quizás, a las que ha dado lugar) la siempre entrañable izquierda madrileña.

Las elecciones municipales en Madrid han resultado una victoria para el bloque de derechas, que consigue sumar treinta concejales, uno más de la mayoría absoluta.  Presumiblemente el PP (15) de Almeida formará gobierno en el Ayuntamiento con el apoyo de Cs (11) y Vox (4), de tal forma que Manuela Carmena no consigue revalidar la Alcaldía que ganó en 2015 gracias al apoyo del PSOE. La izquierda, al contrario que entones, concurría estas elecciones dividida en tres, con un Más Madrid (19) que ha resultado ser la lista más votada en el municipio, un PSOE (8) que no ha seguido la tendencia expansiva de las Elecciones Generales y un Madrid En Pie (0) que no ha conseguido obtener representación al obtener menos del 5% de votos.

El enfrentamiento y cruce de acusaciones entre la formación encabezada por Sánchez Mato (uno de los responsables de las políticas que permitieron a Ahora Madrid sanear las cuentas de un consistorio fuertemente endeudado, el cual fue destituido por decisión de la Alcaldesa como Delegado de Economía y Hacienda en diciembre de 2017 por el conflicto del Ayuntamiento con el Ministro Montoro) y la candidatura de Manuela Carmena atrajeron la atención mediática desde el primer momento en el que se supo que concurrirían por separado.

Madrid es capaz de todo y nadie quería quedarse atrás. Las encuestas predecían que todo iba a estar muy ajustado y así fue, pero los resultados no fueron los deseados y se desató la tempestad. Rápidamente, unos y otros (con Unidas Podemos en medio de todo) acudieron a conclusiones apresuradas y se lanzaron a culpabilizar al resto de la derrota y pérdida de uno de los bastiones de las “fuerzas del cambio”, como era hasta ayer el Ayuntamiento de Madrid. Sin embargo, frente a los precipitados dictámenes, reflexión sosegada.

Frente a las suposiciones, los datos

Cabe comenzar recordando que, en 2015, la candidatura de Ahora Madrid obtuvo casi el 32% de los votos (siendo el partido más votado en 11 de los 21 distritos madrileños), con un PSOE que rozó el 15,5% y con el que sumó por la mínima para llevarse la Alcaldía. En estas elecciones de 2019 la formación de Manuela Carmena (MM) ha obtenido algo menos del 31% (siendo la fuerza más votada en 16 de los distritos debido a la división de la derecha), el PSOE ha bajado a un 13,7% y Madrid en Pie ha conseguido un 2,63% de los votos que no le dan para obtener representación.

Para entender los derroteros de la izquierda madrileña, quizás lo primero de todo sea analizar cómo han variado la participación y la distribución del voto en algunos distritos de la Capital:

– En el distrito de Puente de Vallecas, distrito con la renta neta media de los hogares más baja de toda la ciudad de Madrid, de barrios tradicionales de clase trabajadora y votantes de izquierdas, la participación baja un 4% respecto al 2015 (llegando la abstención al 41% y consolidándose como la opción política mayoritaria). En aquel entonces Ahora Madrid fue la fuerza más votada con un 41% de votos, seguida del PSOE con un 20%. En las elecciones del pasado domingo la izquierda suma un 39,68% de MM y un 3,35% de MeP (como dato preocupante, Vox le dobla en el distrito en votos), lo que daría lugar a un resultado casi idéntico al que obtuvo en aquel entonces la candidatura de unidad popular de Carmena, pero el PSOE pierde el 3% de sus votos.

– En el distrito de Usera, el segundo con la renta neta media de los hogares más baja del municipio, también de clásicos barrios de familias humildes y obreras con fuerte presencia de población inmigrante, la participación ha bajado también casi un 4% (con una abstención de más del 42%). En 2015 Ahora Madrid obtuvo un 36,71 % de votos y el PSOE un 23,53%. En 2019, MM obtiene exactamente el mismo porcentaje de votos que el que obtuvo entonces la candidatura de Carmena y MeP un 2’88% (triplicándole aquí en votos la formación de extrema derecha), por lo que en conjunto habrían crecido, pero el PSOE vuelve a dejarse un 2% de votos.

– En el distrito de Chamartín, que cuenta con la renta neta media de los hogares más alta de todo Madrid, la participación aumenta superando niveles del 75% y el bloque de derechas pasa de un 67% de votos en 2015 a un 71% en 2019. En el distrito de Retiro, cuarto con mayor renta, observamos la misma tendencia: la participación aumenta hasta más del 76% y la suma de las tres derechas fragmentadas aumenta su fuerza un 4% respeto a 2015. En ambos distritos la suma de los votos de MM y MeP equivaldría a lo obtenido por Ahora Madrid en aquel entonces y volveríamos a observar que es el PSOE quien perdería de nuevo votos.

(Fuente: https://elpais.com/politica/2019/05/26/actualidad/1558902696_768054.html) s

Como podemos observar en la siguiente tabla, existe en el municipio madrileño una fuerte correlación entre el nivel de renta medio por Familia en los diferentes distritos y el nivel de participación de los mismos en las elecciones municipales:

Sin tener en absoluto la pretensión de entrar aquí en una reflexión crítica sobre las causas estructurales de la abstención electoral en las democracias liberales (como hizo de forma brillante nuestro compañero Iker hace un tiempo https://contracultura.cc/2019/04/17/notas-critico-analiticas-sobre-la-abstencion-electoral/), es incontestable el hecho de que en Madrid, como en muchos otros sitios, los distritos más pobres y precarizados, tradicionalmente más cercanos a tendencias de izquierdas, desconfían notablemente de los instrumentos democráticos. Que 4 de cada 10 vecinas de Usera no voten no es solo un fracaso para la izquierda -que lo es- sino también para el sistema democrático en su conjunto.

Así, aun suponiendo algo que con alta probabilidad sabemos que no habría ocurrido, como que Madrid En Pie no se hubiera presentado a las elecciones y todos sus votantes hubieran votado a Manuela Carmena (lo que haría que la candidatura pasara del 31% al 33,57%), la suma no sería suficiente. Más Madrid obtendría los mismos escaños que en 2015, pero no sumaría con un PSOE que pierde el 2% de sus votos y 1 escaño decisivo, por lo que las tres derechas juntas seguirían sumando mayoría. Y, ¿esto por qué? Porque el bloque de derechas ha pasado de obtener un 45,6% de los votos en 2015 a alcanzar a un 51% en estas elecciones de 2019.

Vemos, pues, que una mayor abstención en los distritos del sur y el este de la capital (tradicionalmente de familias de clase obrera votantes de izquierdas), una mayor participación en los distritos del norte (generalmente de clases acomodadas y clases altas votantes de derechas), una ligera -pero decisiva- pérdida de votos por parte de los socialistas y un sustancial aumento de votos para las derechas han reconfigurado el mapa de la capital y han hecho que Manuela Carmena vaya a dejar de ser la alcaldesa de Madrid.

Todo esto puede llevarnos a sostener que la derrota de la izquierda en la capital, perdiendo de uno los principales “Ayuntamientos del cambio”, no se debe tanto a su división sino a la ausencia de un proyecto ilusionante e integrador que haya conseguido ser atractivo para las grandes mayorías trabajadoras del sur (también del este) de la capital, que han visto como las políticas municipales no han servido para resolver muchos de los grandes y graves problemas que hoy siguen presentes en sus Barrios. No se ha conseguido, por tanto, consolidar y expandir la base de apoyo social que logró la candidatura de unidad popular hace 4 años y que, cabe recordar, consiguió llevarse la Alcaldía por la mínima. En este sentido, pese a los egos y ensimismamientos, no habría un único culpable de lo sucedido, sino muchos corresponsables.

Madrid, tierra de divisiones y puñaladas traperas

Sin embargo, y pese a lo que nos indican los datos, es innegable que esta campaña electoral en Madrid, tanto en las elecciones municipales como en las autonómicas, es expresión de una severa y preocupante fractura en las izquierdas madrileñas a la izquierda del PSOE que pasaron de la paz aparente y la competición virtuosa del inicio de campaña a un vergonzoso enfrentamiento frontal, llegando incluso a utilizarse argumentos insultantes desde una perspectiva democrática e impropios de “compañeros” que hasta hace no mucho compartían proyecto y espacio. “Quién quiere enemigos teniendo amigos así”, como diría el refranero.

No cabe duda de que quedan muchas rencillas sueltas. Tampoco de que aquel proyecto ilusionante e integrador de la primavera del 2015 que consiguió aglutinar a los sectores más rupturistas con el centro-izquierda moderado, a obreristas con populistas, está hoy roto. Por ello, en medio de tanto reproche, pedagogía barata y auto-crítica nada crítica, debería ser hoy tarea primordial comenzar a reconstruirlo, recuperando a quienes dejaron de confiar e integrando a los que ni siquiera llegaron a hacerlo (que como hemos visto son muchas), creando de nuevo un frente amplio común que esté en condiciones de disputar el poder, pero manteniendo una serie de principios programáticos y fundamentales en defensa de una ciudad que ponga en el centro la vida de las grandes mayorías -los de abajo, de donde veníamos- y que jamás debieron abandonarse.

Todo esto será prácticamente imposible sin un cese inmediato en la Capital de la desvergüenza que estamos viviendo, con acusaciones cruzadas y puñaladas traperas de uno y otro lado ya desde los últimos días de campaña electoral; llegando a no respetarse siquiera la jornada de reflexión, ni los desagradables y tensos momentos posteriores a conocerse los resultados electorales, donde ya todos se sabían perdedores.

En este sentido es fundamental acabar con el relato trazado por aquellos que han llegado incluso a tachar de responsables de su fracaso directamente a los votantes de Madrid En Pie. Se ha demostrado que, ni aun contando con sus votos, Carmena hubiera sumado para revalidar la Alcaldía, pero, aunque lo hubiera hecho, no podemos caer en tales bajezas y responsabilizar de no haberte votado a aquellos a los que no se consiguió atraer y convencer durante cuatro años de mandato. Debemos tender puentes, no dinamitarlos aún más. ¡Unidad y perspectiva, por nuestra gente, por Madrid!

Por Gonzalo Gallardo, estudiante de Derecho y Ciencias Políticas en la UAM.

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